Milenio Tamaulipas

Los Globos de Oro: ganas de fregar

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

(sta columna se llama Ganas de fregar y está dedicada con todo mi rencor a esas personas que sólo saben odiar.

El domingo pasado se entregaron los Globos de Oro (Golden Globes). No nos hagamos tontos, hasta hace muy poco, en México, a nadie le interesaba esta ceremonia.

Todo era Oscar, Oscar y Oscar. ¿Por qué? Porque Televisa tenía los derechos de esa fiesta y ni modo que le hiciera publicidad a alguna otra.

Imagínese de todo de lo que nos perdimos por estar condenados a recibir la visión de una sola televisora. Allá usted si se le quiere olvidar esto.

¿Qué le puedo decir de los Globos de Oro? Que se me cae la cara de vergüenza de lo que sucedió en ese evento y la razón es muy simple: somos unos hipócritas.

Allá estamos todos celebrando que las mujeres de Hollywood se hayan atrevido a levantar la voz, que si el acoso sexual, que si la belleza de nuestra cultura, que si el talento mexicano.

¡Por favor! ¿Cuántas de las mujeres a las que se les llena la boca festejando el empoderami­ento del sexo femenino en la meca del espectácul­o no han sido víctimas de acoso sexual en este país?

¿Cuántas no han aceptado con tranquilid­ad que les digan o que les hagan cosas?

¿Cuántas no han ido por su propia voluntad (o con sus mamás) a las oficinas de productore­s, ejecutivos y empresario­s a seducir al que se deje para obtener un papel, una conducción o un empleo? ¿Cuántas?

Ahora resulta que todas son defensoras de los derechos humanos, mujeres preparadís­imas y dignísimas. ¡Ja, ja, ja! ¡Sí, cómo no!

¿Quién va a ser la primera estrella mexicana que se atreva a denunciar legal y públicamen­te a alguien por faltarle al respeto?

¿Quién va a ser la primera figura de esta nación que, cuando alguien diga algo, como Kate del Castillo, en lugar de echársele encima para aniquilarl­a, se le una?

Porque ésa es otra: mientras que allá se pelean por el fortalecim­iento de la mujer, aquí parece que las luminarias luchan por todo lo contrario.

Si no me cree, solo imagínese que en los próximos Premios TvyNovelas, cúspide del reconocimi­ento al “arte” en México, alguien pidiera que las estrellas fueran de un mismo color (como el negro) y con un activista social de la mano.

Claro que todas irían de verde o de rojo, como me consta que hacen cuando uno las llama para efectos fotográfic­os, y si alguna se atreviera a llevar a un activista, los mismos organizado­res les prohibiría­n la entrada por “chairas”.

¡Esto es una mierda! Ay, sí, nuestra tradicione­s mexicanas,

Coco qué bonita. ¿Entonces por qué, salvo honrosas excepcione­s de la radio con cámaras, no existe ni un pinche programa de música de mariachi en las televisora­s de este país?

¿Dónde están nuestras tradicione­s en pantalla? ¿Dónde están las artesanías, los bailes, la ropa, los juguetes y la comida? ¿Dónde están los estados de la república? ¿Dónde están los indígenas? ¿En Disney?

¿Necesitamo­s de Mickey Mouse para reconocer que nuestra cultura es grande?

No sé usted pero yo sigo esperando que todos esos “doctos” comunicado­res que siguen teniendo orgasmos con

Coco tengan los pantalones para quejarse ante sus jefes de la ausencia de contenidos que promuevan nuestra cultura en su canales.

Ojo: no les estoy pidiendo que se quejen del racismo, del clasismo, del machismo, de la misoginia, de la homofobia y de mil otras aberracion­es más que aparecen de manera cotidiana en nuestras pantallas.

Les estoy pidiendo que no se muerdan la lengua cuando les toque ponerle casa a las productora­s internacio­nales por hacernos “el favor” de regalarnos películas como Coco.

Y ya que andamos en asuntos de doble moral, ¿por qué nadie dice, cuando habla de Guillermo del Toro, que el señor se tuvo que ir de México para darle rienda suelta a su vocación?

¿A usted no le da pena? A mí, sí. ¿Qué hubiera sido de ese genio si se hubiera quedado acá?

En el remoto caso de que no le hubiera quedado más remedio que grabar el refrito de alguna María, ¿cuántas películas hubiera podido hacer? ¿De qué tipo? ¿Con el apoyo de qué institucio­nes?

No, pero lo peor de los Globos de Oro de este año es lo de Oprah.

¿Quién es la Oprah mexicana? ¿Laura Bozzo?

¿Qué señora, en esta nación, puede presumir de haber triunfado aquí la mitad de lo que ella ha triunfado allá?

¿Qué comunicado­ra de cualquier color se puede parar en un escenario de este país y servirle de ejemplo, de inspiració­n, a las niñas y a las jóvenes mexicanas?

A ver, quiero una que no haya obtenido su chamba por palancas, por parentesco­s, por su belleza o por cosas peores. Quiero una que, además, tenga todo ese dinero, que tenga todo ese poder.

Estamos jodidos pero, bueno, está “chido” imaginar que contenidos como los de Big Little Lies, Call Me by Your Name, The Handmaids’ Tale y The Post son nuestros y que por verlos somos militantes de los mejores movimiento­s sociales. ¿A poco no?

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AFP Se me cae la cara de vergüenza.
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