Milenio Tamaulipas

Imposible, vivir anclado en el pasado: Fajardo

En Los años del miedo el escritor español ofrece una reflexión en torno a la violencia

- Redacción/México Jesús Alejo Santiago /México

La compositor­a mexicana Gabriela Ortiz (Ciudad de México, 20 de diciembre, 1964), reconocida con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2016 estrenará en México su obra Antrópolis, el próximo 1 de junio, con la interpreta­ción de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Carlos Miguel Prieto.

Gabriela Ortiz es la primera compositor­a mexicana en ingresar como Miembro de Número a la Academia de las Artes y también la primera en su especialid­ad en ser reconocida con el Premio Nacional de Artes y Literatura en 2016 en el área de Bellas Artes. Su música es tan extensa como variada, ha escrito obras para ópera, orquesta y banda sonora de películas, entre muchas otras.

Ha colaborado con importante­s orquestas y festivales como la Orquesta Filarmónic­a de Los Ángeles, el Cuarteto Latinoamer­icano, la BBC Scottish Symphony Orchestra, la Orquesta Sinfónica Nacional y el Festival Internacio­nal Cervantino, sus piezas han sido interpreta­das, entre otros por Carlos Miguel Prieto, Sarah Leonard, Zoltan Kocsis, Esa- Pekka Salonen, Pierre Amoyal, Giséle Ben Dor, Alejandro Escuer, Gustavo Dudamel y Dawn Upshaw. “Siempre he querido hacer una obra de orquesta —relata la compositor­a— pero que de repente, por qué no, que resulte divertida: a veces todo es tan intenso, entonces por qué no hacer este lado del disfrute, de pastiche, de popurrí de antros, de salones de baile, pero sobre todo de los viejitos, que son los que a mí me gustan. “Disfruto mucho bailar, durante muchos años fui a todos los antros, conocí el Salón Colonia, el Salón Los Ángeles, el Salón México, me quedé como en esa época de los cuarenta, cincuenta. Me gusta muchísimo el mambo, soy admiradora de Pérez Prado”, refiere Gabriela Ortiz y agrega que desde Salón México, de Aaron Copland, nadie ha vuelto a incursiona­r en este terreno, lúdico y divertido.

“Y se me ocurrió Antrópolis, una obra que sea una investigac­ión sobre estos salones de baile. En esta pieza, realizada por encargo de Carlos Miguel Prieto, que primero será estrenada en Estados Unidos por la Orquesta Filarmónic­a de Louisiana, las percusione­s tienen un lugar privilegia­do; la percusión es algo con lo que yo he trabajado muchísimo, he hecho varios conciertos de percusión, he trabajado mucho la percusión. Carlos sabe que yo conozco ese medio, que me gusta, y entonces viene idóneo que yo escriba una obra dentro de este contexto”.

En entrevista con la Secretaría de Cultura en su casa en Ciudad de México, Gabriela Ortiz asume su vocación como algo natural, hija de los fundadores del grupo Los Folklorist­as, la música ha estado presente en su vida. “Yo siempre he dicho que la música me eligió a mí porque siempre me gustó. La música siempre te acompaña, no estoy sola, estoy con mi música y eso para mí es maravillos­o, es algo de lo cual estoy completame­nte agradecida”.

Inició estudios de piano a los ocho años, “y como a los 12 entré más en contacto con la creación musical, con la creativida­d, y ahí fue cuando me di cuenta que no solo me gustaba tocar el piano, no solo me gustaba interpreta­r, sino la idea de inventar melodías, de inventar ritmos que tiene ya que ver con toda la parte creativa, fue algo que a mí me enloqueció y fue cuando realmente me di cuenta que yo no iba a ser concertist­a, que yo lo que quería ser era ser compositor­a, lo supe muy rápido”.

La artista es autora de piezas célebres como Elegía y Únicamente la verdad: la verdadera historia de Camelia La Texana, ambas nominadas al Grammy Latino. Por encargo, compuso Hominum, pieza estrenada en septiembre de 2017, por la Orquesta Sinfónica Nacional para celebrar el Centenario de la Constituci­ón Mexicana. Con Hominum, Gabriela Ortiz experiment­ó la sinestesia. La obra está dividida en cuatro movimiento­s y habla de la condición humana.

Actualment­e trabaja también en la formación de nuevos artistas como profesora de tiempo completo en la Facultad de Música de la Universida­d Nacional Autónoma de México. “Les digo que tengan mucha pasión por lo que hagan, yo creo que la música es una carrera difícil porque no puedes vender tu trabajo, así nada más. Trato de que vivan la vida porque si no viven la vida con intensidad, no van a tener nada que decir y eso sí lo tengo clarísimo”.

Periodista de profesión, traductor por su interés como lector, escritor como un hecho que termina por ser inevitable, José Manuel Fajardo (Granada, España, 1951) encontró en el pasado una buena manera de abordar temas que le preocupan del presente, ya sea a través de pasajes como la conquista de América o el encuentro de dos mundos, y las experienci­as de los judíos españoles, pero sin hacer a un lado sus preocupaci­ones por la realidad que le ha tocado vivir.

Uno de los títulos más recientes del escritor y periodista es Los años del miedo (Lince Ediciones, 2017), donde se muestra su lado periodísti­co al ofrecer una reflexión en torno a la violencia, desde la ejercida por ETA hasta el atentado del 11M en Madrid; desde el atentado de Al Qaeda contra las Torres Gemelas de Nueva York hasta la expansión del Estado Islámico y los atentados de Charlie Hebdo, donde lo más importante no está en los hechos, sino en lo que está alrededor. “Cuando hablas de la violencia no te puedes limitar a mencionar esos temas, sino necesitas hablar de todo y en todas partes, porque se trata de un fenómeno que ha adquirido una dimensión mundial”.

Incluso, José Manuel Fajardo ofrece el análisis de un hecho que, desde su perspectiv­a, no se ha criticado lo suficiente: el uso de las Naciones Unidas como agente activo en la Guerra del Golfo, “uno de los hechos más graves que ha sucedido en las últimas décadas en la historia de la humanidad”.

“El regreso de la guerra como instrument­o legítimo fue bendecido con ese apadrinami­ento: la espiral de violencia se ha alimentado a lo largo de los años y que nos ha llevado a donde estamos en la actualidad: la

La compositor­a ganó el Premio Nacional de Artes y Literatura en 2016 en Bellas Artes

lucha contra el terrorismo mata indiscrimi­nadamente en países enteros”, a decir de José Manuel Fajardo. Desde esa trinchera histórica, José Manuel Fajardo ha escrito novelas como El converso, Carta del fin del mundo o Mi nombre es Jamaica, todas ellas publicadas en México bajo el sello de Edhasa —distribuid­a por el grupo De Vecchi— en las que hay una preocupaci­ón por el pasado que apuesta por entender a un presente multicultu­ral.

“Si uno no sabe de dónde viene, no entiende nada de lo que ocurre ahora. Los seres humanos somos muy curiosos: nos pasamos la vida soñando qué es lo que queremos ser, tratando de llevarnos bien con lo que hemos o no hemos hecho, y olvidando lo que tenemos de verdad, el presente”.

Sin embargo, no se trata de vivir anclado en el pasado, no se puede caminar así, explica Fajardo, sino de mostrar los procesos sociales y personales de una época determinad­a, que de muchas maneras termina por reflejarse en el tiempo de vida del escritor o de las personas: se aborda a los individuos para construir un retrato colectivo, por ellos es que en su narrativa trabaja a partir de la inserción de los personajes en el mundo. “En todo esto hay una larga búsqueda, una reflexión sobre lo que es mi identidad como español y la identidad de mi cultura, sobre todo en las partes negadas y amputadas de lo que somos. España es un país extraño y complejo, que se ha construido a hachazos, cortándose parte del cuerpo, expulsando al exilio a comunidade­s enteras, con mucha intoleranc­ia, y desglosar ese camino ha sido uno de mis propósitos”, en palabras del escritor español.

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