Justicieros: la bomba de tiempo
Cualquier episodio de inseguridad, por menor que parezca, debe ser una señal de alerta para ponerle remedio. Dejarlos pasar, porque se les considere “aislados” en la búsqueda de soslayarlos con intereses políticos, origina una acumulación que más tarde no solo causa el disparo de las cifras y de las víctimas, sino también consecuencias imprevisibles.
Sucede como cuando se integra una especie ajena a un hábitat. Esa especie comienza a alimentarse de otras o de su entorno vegetal, lo que provoca, a veces de inmediato, otras poco a poco, la alteración del equilibrio ecológico, la distorsión de la cadena alimenticia y el cambio acaso irreversible de ese ecosistema.
Eso parece suceder ahora con el caso del robo a mano armada en el transporte público, individual o colectivo, en Ciudad de México y sobre todo en la zona conurbada mexiquense. El fenómeno no es nuevo, por supuesto, pero como se escondía debajo de la alfombra, ha tomado dimensiones inocultables y propiciado la aparición de otro jugador, uno que en varias oportunidades ha demostrado ser tan avezado que hace dudar sobre su presunta espontaneidad o aparición azarosa: el justiciero.
Porque una cosa es que un policía vestido de civil vaya en un microbús en el momento de un asalto, se defienda y lesione o mate al agresor con su arma de cargo, episodios en los que suele salir herido algún pasajero, y otra que un hombre armado elimine a tres asaltantes con destreza tal que nadie más resulte lesionado y el tirador se retire con la complicidad entendible de los pasajeros y del chofer de la unidad.
En 2016 la cifra de justicieros pasó de seis a 27 en la zona en cuestión, con mayor incidencia en Naucalpan con nueve casos, Ecatepec, Cuajimalpa y Toluca con cuatro, así como Tlalnepantla con tres. En municipios mexiquenses fueron 18 los delincuentes muertos por pistoleros y uno más linchado por una turba para 2017, cuando la inseguridad en el servicio de transporte colectivo siguió al alza: solo en la capital el robo aumentó 21 por ciento con 14 mil 81 episodios, 11 mil 234 de ellos con violencia a bordo de camiones, microbuses y Metro.
Poco se hizo contra el asalto a pasajeros y ahora el entorno es propicio para la ley de la selva, para la justicia por propia mano y la desaparición del estado de derecho. Es una bomba de tiempo porque luego siguen las autodefensas y los escuadrones de la
muerte. Y luego…