Fake News y los premios de Trump
En el primer aniversario de su presi- dencia, Donald Trump presentó sus “premios” a las noticias falsas del año. Los Fake News Awards son un misil más que lanza contra los medios tradicionales de comunicación a los que ha tildado de corruptos y sesgados.
Esperaba encontrar en el tuit del presidente otro collage de mentiras, una pieza de comedia y nada más. Sin embargo, me topé efectivamente con errores relevantes e incluso graves. A pesar de la interpretación tramposa de Trump que ignora la respuesta de los medios, no todo lo que él apunta es fantasía.
Por ejemplo, el reporte de Time sobre la remoción de un busto de Martin Luther King Jr. de la Oficina Oval resultó ser falso, y el reportero tuvo que corregirlo y disculparse.
Si hoy esas acusaciones desde la cúspide del poder generan eco social es por el ánimo que prevalece en Estados Unidos y en otros países. Y también, por supuesto, porque el presidente tiene a su alcance Twitter, la plataforma con la que ha construido su realidad alternativa.
Lo más fácil sería desestimar estas críticas. En un editorial publicado en The New
York Times, David Brooks alerta sobre los riesgos de reducir todo a la narrativa de la “locura del Rey Jorge” (01/08/17). Por disparatados que sean, los desplantes de Trump deben ser tomados en serio.
Sus ataques exacerban la desconfianza en los medios y los alejan aún más de un amplio sector de la población. Eso los obliga a ser doblemente cuidadosos en el manejo de información y a privilegiar la verificación de la nota sobre su inmediatez. En la era de las redes sociales, la tarea se complica por la presión que hay para insertarse de inmediato en la conversación digital.
Con todo, seguirán cometiéndose errores. Ante ellos, procede la máxima transparencia y la más pronta y clara rectificación. Podría parecer que Trump lleva ventaja en esta batalla al no estar sujeto a regla alguna, pero al final, como reconoce Brooks, la batalla solo puede ganarse remarcando la distinción entre los estándares que aplican unos y los que desprecia el otro.