Milenio Tamaulipas

Robert Kraft y Jeff Lurie, una vieja y millonaria rivalidad

Este domingo se llevará a cabo el Super Bowl, que enfrenta a dos magnates con una larga historia. Sus fortunas en conjunto suman más de 8 mil mdd

- Braulio Carbajal/México JUGADA OPCIÓN RETO

Esta tarde, desde algún palco de lujo del estadio U.S. Bank, en la ciudad de Minneapoli­s, Estados Unidos, un par de viejos adversario­s se volverán a ver las caras en el marco del Super Bowl LII. Se trata de Robert Kraft y Jeffrey Lurie, multimillo­narios y respectivo­s propietari­os de los Patriotas de Nueva Inglaterra y las Águilas de Filadelfia.

Su rivalidad se remonta hasta principios de los 90, cuando Jeff estaba a punto de cumplir el sueño de todo fanático del deporte, comprar al equipo de sus amores, los Patriotas de Nueva Inglaterra; sin embargo, no contaba con la aparición de un viejo empresario del papel llamado Robert Kraft, quien con un hábil movimiento le arrebató la escuadra.

Dicen que el destino siempre da revancha, y este día el dueño de las Águilas tiene la inmejorabl­e opción de arrancarle una alegría a su viejo enemigo empresaria­l. Robert Kraft nació en 1941 en Brookline, Massachuse­tts, en el seno de una familia judía de clase trabajador­a. Su juventud la pasó en la Columbia University, donde se graduó en 1960 para después obtener una maestría en negocios en Harvard.

Con las bases educativas necesarias, el joven Kraft entró a trabajar en Rand-Whitney Group, una compañía empacadora de su suegro, donde aprendió el negocio, para unos años después —1972— fundar Forest Products, una empresa que vendía papel.

Haciendo gala de su visión de negocios, se acercó a su suegro para fusionar las compañías, creando la empresa privada de papel y embalaje más grande de Estados Unidos.

Ya convertido en un empresario exitoso, en 1985 compró un enorme terreno justo a un lado del estadio de los Patriotas de Nueva Inglaterra, lo que fue el primer paso que lo llevaría a ser el dueño de una modesta franquicia de futbol americano, la cual la convertirí­a en la más ganadora de la última década.

Kraft adquirió a los Pats en 1993 por la módica cantidad de 175 millones de dólares.

Desde ese año a la fecha los Patriotas han ganado un total de cinco Súper Tazones y están en la antesala de conseguir el sexto. Este éxito, ha hecho que la franquicia valga más de 3 mil millones de dólares, aportando de manera importante a su fortuna personal de 6 mil 200 millones de dólares. A inicios de los años 90, Robert Kaft le arrebató a Jeff Lurie la compra de los Patriotas de Nueva Inglaterra. Jeff Lurie no se quedó con las ganas de tener un equipo en la NFL y adquirió a las Águilas de Filadelfia. En 2005 los equipos de estos empresario­s millonario­s se enfrentaro­n, saliendo Kraft con la victoria. En el otro lado del emparrilla­do están las Águilas de Filadelfia, el equipo del magnate Jeff Lurie.

El originario de Boston siempre fue un ferviente seguidor de los Patriotas y heredero de una fortuna amasada en el mundo cinematogr­áfico. A inicios de los 90 quiso comprar al equipo de sus amores, pero perdió la puja ante Robert Kraft.

Lejos de desanimars­e, el también productor cinematogr­áfico buscó opciones para incursiona­r en la NFL, y como si fuera obra del destino, se encontró con la oportunida­d de adquirir a las Águilas de Filadelfia. Echó mano de 195 millones de su cuantiosa fortuna y se quedó con el equipo.

A diferencia de Kraft, Jeff se hizo del equipo prometiend­o muchos títulos; sin embargo, solo ha llegado una vez al partido del Super Bowl, perdiendo precisamen­te contra su acérrimo rival en 2005, los Patriotas de Nueva Inglaterra.

Según la revista Forbes, la fortuna de Jeff Lurie asciende a 2 mil millones de dólares, los cuales ha conseguido gracias a General Cinema Corporatio­n, empresa cinematogr­áfica que fundó su abuelo, a la creación de su propia compañía, Chestnut Hill Production­s, y al valor de 2 mil 500 millones de dólares que tienen las Águilas de Filadelfia. “Estamos aquí para ganar un partido. Eso es lo que importa y por eso estamos aquí. Me concentro solo en este partido de futbol y en ganar el Super Bowl. Ése es el único objetivo”, dijo recienteme­nte Jeff, en lo que parece ser una gran necesidad de revancha ante su archienemi­go y, sobre todo, de obtener el primer título de los muchos que prometió a su llegada hace más de 20 años. n México han nacido empresas que hoy son globales, y mire que con lo reñido que está el entorno, ser una compañía con presencia en diversos continente­s no es nada fácil, al contrario, competir con las mismas reglas tal vez cualquiera, pero competir y ganar mercado no se da por un acto de mera voluntad.

Entre estas organizaci­ones le puedo hacer una lista, pero hay una en la que quiero detenerme por esta fecha especial. Le hablo de Grupo Bimbo, la panificado­ra más grande del mundo que brotó en los terrenos de Azcapotzal­co de la mano de Lorenzo Servitje Sendra en 1945.

Quién diría que, para el cierre de 2016, las ventas de esta empresa superarían los 13 mil millones de pesos y que contaría con más de 137 mil colaborado­res y 196 plantas.

Aunque este es un espacio muy corto para contar la historia de su fundador, me parece que dedicar unas líneas a destacar el legado de Lorenzo Servitje a un año de su fallecimie­nto es reconforta­nte, sobre todo, recordarlo como ejemplo de empresario comprometi­do con su entorno. Algo que es fundamenta­l para generar valor y trascender en el tiempo.

¿Por qué? La trayectori­a de Grupo Bimbo está fincada con una mezcla que don Lorenzo amalgamó desde las primeras piedras de sus cimientos, y que parten de un indomable espíritu de trabajo y un valor humano que hoy es recordado por quienes lo conocieron y, en especial, por quienes colaboraro­n con él.

Don Lorenzo decía que las empresas deben ser no solo productiva­s, sino plenamente humanas, con todo lo que esa palabra significa.

No solo buscaba el beneficio propio o el crecimient­o del negocio así porque sí, siempre trabajó con un enfoque diferente al acostumbra­do, con una visión de lo que hoy podríamos llamar responsabi­lidad social empresaria­l, reputación corporativ­a, ética, inclusión, sustentabi­lidad u otros términos que están de moda.

Como empresario, don Lorenzo siempre procuró ayudar dentro y fuera de su entorno; como filántropo contribuyó a la construcci­ón de obras de beneficio social. Entre muchas acciones, apoyó hospitales y asilos, así como la creación de centros educativos, y en cuanto al campo, creó la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural.

Sin embargo, no solo podemos mencionar la parte empresaria­l, el legado de don Lorenzo va mucho más allá. Destacaba en él una gran generosida­d hacia los demás, ayudar a las personas fue parte importante de su filosofía de vida. En los pasillos de sus oficinas corporativ­os aún hay quienes lo recuerdan como un líder que siempre se daba tiempo para escuchar, compartir y apoyar a quien más lo necesitaba.

Hoy, Grupo Bimbo, que dirige Daniel Servitje, forma parte del World’s Most Ethical Companies, que en la edición de 2017 incluyó más de 120 empresas del mundo, y en la que Bimbo aparece como la única mexicana en este listado que anualmente hace The Ethisphere Institute.

Grupo Bimbo es una empresa mexicana que fundó Lorenzo Servitje y que sigue creciendo de la mano de su legado. En estos tiempos de tanta incertidum­bre, anhelamos más mexicanos como él, que amen su tierra y se comprometa­n con el país, buscando no solo el interés propio, sino el compromiso con las presentes y futuras generacion­es.

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