SpaceX: el capitalismo llega a Marte
Este martes, la humanidad dio otro gran paso, por parafrasear a Neil Armstrong. La compañía SpaceX, del magnate Elon Musk, lanzó el cohete espacial más poderoso de la historia. El Falcon Heavy, como se le conoce, tiene la característica particular de ser reutilizable, a diferencia de sus antecesores, que impulsaron las misiones Apollo durante décadas del siglo pasado, los cuales se desperdiciaban tras un uso único.
El Falcon Heavy, hoy en proceso de pruebas, llevaba consigo una carga particular: una cápsula con un automóvil eléctrico de la marca Tesla, también propiedad de Musk. Adentro del Tesla se escuchaba “Space Oddity”, de David Bowie, como banda sonora.
La idea era que después del lanzamiento, el automóvil llegara a la órbita de Marte, que lo atraería y lo tendría dando vueltas por millones de años al planeta rojo. Para efectos prácticos, un anuncio eterno de su marca frente al universo.
Como avance tecnológico, el Falcon Heavy es sin duda importante. No solo reduce costos para la industria aeroespacial, sino también es el inicio de un nuevo camino para los humanos: la posibilidad de colonizar otros planetas en caso de que la Tierra se vuelva inhabitable como consecuencia de la huella humana.
Sin embargo, el lanzamiento del Falcon Heavy también tiene un componente perturbador. La exploración del espacio siempre ha sido cuestión de Estado. Han sido agencias como NASA o Roscomos las que se han encargado de este tema. Los Estados han puesto límites a qué se puede hacer y cómo se puede hacer más allá de la frontera terrestre.
Ahora, con la incursión de Space X, eso cambia. Son los privados los que avanzan la exploración estelar. Se dirá que qué tiene de malo, pues la industria privada funciona mejor que la pública. En algunos casos es cierto.
Solo que, de continuar con esta tendencia, no nos deberemos de sorprender cuando Marte u otros planetas tengan un letrero gigante de “Propiedad privada, prohibido el paso”, y el destino de la especie quede determinado por corporaciones privadas.