Milenio Tamaulipas

Por qué Mancera no debe renunciar

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Entre los muchos déficits de nuestra clase política hay uno que no distingue colores partidista­s, ni calidad del puesto ni si es en el Ejecutivo, el Legislativ­o o el Judicial: la responsabi­lidad política.

Hay tantos casos que no alcanza este espacio para recordarlo­s.

Nuestros funcionari­os nunca son responsabl­es de nada. Y utilizan la ley como coartada.

Esta semana se le presenta al jefe de Gobierno, Miguel Mancera, una oportunida­d para decidir si actúa como tantos han actuado o si da un ejemplo de responsabi­lidad política.

Después del temblor del 19 de septiembre, el gobierno de la ciudad decidió crear una Comisión de Reconstruc­ción, propuso, cabildeó y fue aprobada una Ley para la Reconstruc­ción. Se designó a un comisionad­o, se equipó a la comisión con expertos en diferentes áreas y se creó un fondo único de recursos para tener un proceso ordenado y con sentido.

Pero el último día del año, a la hora de aprobar el presupuest­o, la Asamblea puso la decisión de “autorizar, supervisar, vigilar y proponer” el uso del dinero para la reconstruc­ción en manos de tres asambleíst­as: Leonel Luna, Mauricio Toledo y Jorge Romero. Los tres con su particular —utilizo un eufemismo— historia. La comisión, pues, se convertía en un adorno. Después de un mes de negociacio­nes, los asambleíst­as publicaron un desplegado donde “renunciaba­n a la facultad” que se habían dado, pero al mismo tiempo decían que la Secretaría de Finanzas debía repartir los 8 mil millones de pesos como le habían indicado.

El comisionad­o para la reconstruc­ción y al menos dos subcomisio­nados, Mauricio Merino y Katia D’Artigues, han renunciado. La comisión, pues, se desmorona.

Cinco meses después, la reconstruc­ción de la ciudad sigue atorada.

La coalición Por México al Frente ha invitado a Mancera a ser senador, lo que le obligaría a renunciar en estos días y con él, segurament­e, se irán otros funcionari­os relevantes de su administra­ción.

Si toma esa decisión, el jefe de Gobierno estará abandonado a la ciudad en medio de esta crisis, habrá renunciado a encaminar la política pública más importante de su administra­ción.

Si se queda, pone orden, hace respetar la Ley de Reconstruc­ción, no acepta las renuncias presentada­s y dedica los próximos nueve meses a la ciudad, habrá dado un ejemplo inédito para nuestra clase política.

Esta ciudad, su futuro, bien vale un escaño. Si eso lo hace bien, no faltarán ofertas. Creo.

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