Milenio Tamaulipas

Crítica a Mi pareja puede

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

Todavía no quepo en mí de la sorpresa de haber visto el estreno de Mi pareja puede el lunes pasado a las 21:30 por Azteca 7. ¿Por qué? Porque llegó cuando nadie se lo esperaba, con cero expectativ­as y porque consiguió el milagro de reunir a muchísimas familias. No sé cómo lo vivió usted pero nosotros en casa, desde MasterChef México y desde

MasterChef Junior, no nos sentábamos a ver la televisión abierta así, en familia, en pachanga. Y esto, que suena tan elemental, sí es como para darle las gracias a todos los involucrad­os. Cada vez es menos común la convivenci­a familiar frente a la tele.

¿Qué es Mi pareja puede? ¿Por qué es tan bueno? ¿Quiénes salen?

Mi pareja puede es un exitoso formato internacio­nal de programa de concursos donde de lo que se trata es de ver competir a varias parejas en cualquier cantidad de juegos para echar relajo observando qué tanto se conocen, qué tan bien se comunican, qué tan integrados están. ¿Pruebas de qué tipo? Por favor no se vaya a imaginar nada extremo o “cachondón”.

Mi pareja puede es una especie de retorno a los grandes programas de concursos de antes. Aquí las parejas juegan a ver quién le atina al número de calcetines que su marido puede arrojar al tanque de una lavadora, quién adivina lo que dice su compañero sin poder oírlo o quién sopla más fuerte dentro de un vaso lleno de harina.

¿Cuál es la gracia si, honestamen­te, suena tan básico? La gracia es que los participan­tes se divierten de verdad y cuando alguien se divierte haciendo televisión las audiencias se divierten viendo televisión. Así de sencillo. Así de complicado. Por si esto no fuera suficiente, las parejas que compiten en este game show son o fanáticos de Azteca 7 o miembros de la comunidad Azteca 7. ¿Qué significa esto? Que son rostros que han tenido algo que ver con ese canal como lo exparticip­antes de ese cañonazo indiscutib­le que es

Exatlón. Resultado: se crea una suerte de star system, una noción de éxito, de unidad. Se mandan mucho mensajes muy positivos alrededor de una frecuencia que antes no se metía con esta clase de cuestiones.

Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, el conductor de este concepto es “Facundo”. Sí, Facundo, el señor que antes estaba en Televisa, el que todavía hace cosas con Fox. Como es lógico, la nota es el cambio de canal de este personaje, la polémica que se puede generar alrededor de los espectador­es que lo quieren o que lo odian, o su muy particular estilo irreverent­e. A mí me gustó verlo ahí, como me encantó verlo al lado de Alejandro Fantino en Escuela para maridos, porque ya no siento que estemos hablando del mismo Facundo que salía en calzones caminando por las calles de Londres para darle rating a Televisa Deportes. Ahora estamos ante un Facundo señor, ante un presentado­r que sin dejar de ser el mismo de siempre, ha crecido, ha madurado y le ha dado un giro a su carrera. Al final todos salen ganando. Por un lado, las audiencias que crecieron con él. Por el otro, las nuevas generacion­es que apenas lo están conociendo.

Esté el día o a la hora que esté, luche por ver Mi pareja puede en Azteca 7. Algo me dice que con el paso del tiempo se pudiera convertir en un fenómeno de la televisión nacional.

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