Milenio Tamaulipas

DE POLITICA Y COSAS PEORES

- Armando Fuentes Aguirre Catón afacaton@yahoo.com

$frodisio Pitongo, hombre proclive a la concupisce­ncia de la carne, ocupó con cierta amiguita suya una habitación de hotel. Después de sus abluciones en el baño olvidó cerrar el grifo, y mientras la pareja se entregaba a sus escarceos el agua empezó a filtrarse por el piso y a caer en la habitación de abajo. Por la ventana asomó la cabeza un airado individuo. “¡Oye, pendejo! -le gritó a Afrodiso-. ¡Cierra el grifo del agua! ¡Nos está cayendo acá abajo!”. Le demandó Pitongo: “Modere usted su lenguaje. Hay una dama en mi habitación”. Respondió el otro, iracundo: “¿Y qué crees que hay en la mía? ¿Un pato?”. En el bar una chica de cuerpo complacien­te le comentó a la amiga que la acompañaba: “Siento que un par de copas me aumenta la potencia”. “¿La potencia? -se extrañó la amiga-. Eso es cosa de hombres, ¿no?”. “¿Dije potencia? -preguntó la otra-. Caramba, cuando bebo se me confunde siempre la o con la u”. (No le entendí). A propósito de confusión de letras recordé en este punto el caso de aquel hombre blanco que quería comprarles a los pieles rojas su extenso territorio. Pagaría, les ofreció, un centavo de dólar por acre. Le contestó el jefe indio: “¡Ojo de pato!”. También a él se le revolvían las vocales. Lo que le quiso decir fue: “¡Hijo de.!”. López Obrador actúa como si la elección de julio fuera un mero trámite que deberá cumplir antes de ocupar la Presidenci­a. Sus palabras y acciones, su actitud, muestran que desde ahora da por segura su victoria. Su certidumbr­e tiene base. Las encuestan lo favorecen por un amplio margen, y mientras él avanza con paso firme sus adversario­s caminan dando tropezones. Casi no pasa día sin que nuevos conversos se sumen a sus filas atraídos por el incitante aroma de la victoria y por el tufo, más incitante aún, del presupuest­o. Muchos que lo considerab­an peligro para México ahora lo encuentran razonable, ecuánime, conciliado­r, y dicen que está muy cambiado, que ahora es otro y que ni sombra queda de aquél que otros tiempos mandó al diablo las institucio­nes, tomó el Paseo de la Reforma y se proclamó Presidente Legítimo. Entretanto sus rivales se debilitan. Meade ha cometido el error grave de asemejarse a los priistas, siendo que su atractivo mayor era no ser del PRI. Ricardo Anaya, por su parte, ha resentido los embates del Gobierno, que lo han debilitado y han favorecido a López Obrador hasta el punto en que se habla de un “Primor”, supuesto acuerdo entre el partido oficial y Morena por el cual los votos útiles del PRI serían para AMLO a cambio de impunidad garantizad­a para Peña Nieto y los suyos. Las fichas se le siguen acomodando a López Obrador. Quién sabe si eso sea para bien o para mal. Babalucas fue a una casa de mala nota. Le preguntó a la dueña: “¿Cuánto debo pagar por estar con una mujer?”. Le indicó la madama: “Depende del tiempo”. Contestó Babalucas: “Digamos con viento leve y cielo despejado”. En el autobús iba un sujeto sentado con las piernas muy abiertas. A su lado una señora se enojaba porque su pequeño hijo iba de pie. Le dijo al individuo: “Si cerrara usted las piernas mi niño podría sentarse”. Responde el incivil sujeto: “Y si usted hubiera hecho lo mismo no habría problema”... Un marido sospechaba de la fidelidad de su mujer. Así, secretamen­te instaló en la alcoba una cámara fotográfic­a automática. Sus sospechas eran fundadas. Al revisar la cámara vio a su esposa entregada a acrobacias eróticas diversas con un compadre suyo. Imprimió las fotografía­s; buscó al tal compadre y sin decir palabra se las mostró. El compadre las vio una a una y dijo: “En todas salimos bien, compadre. Si le compro dos juegos, uno para la comadre y otro para mí, ¿me hace usted precio?”. FIN. Mirador Frente a él estaba el venado, quieto, sereno, majestuoso, su gran cornamenta de 10 puntas destacándo­se contra el azul del cielo.

Mi amigo se fue acercando poco a poco, cauteloso. Temía que el más leve ruido, un cambio súbito del viento, delatara su presencia e hiciera huir al ciervo. Pero no: logró ponerse a la distancia convenient­e.

Contuvo la respiració­n. Afirmó el pulso. Tomó puntería y disparó.

Ahora el hermoso trofeo cuelga en una de las paredes de su casa. Es una espléndida fotografía del venado. De aquel venado que sigue corriendo, vivo y libre, en los bosques del norte de Coahuila. Mi amigo, que tiene como arma su cámara fotográfic­a, está muy orgulloso de sus cacerías y de los bellos trofeos que ha cobrado.

A mí me gustaría que en México todos los cazadores fueran como él.

La vida no es para matarla.

¡Hasta mañana!... Manganitas “... Un perro mordió a la reina Isabel...”. Dijo en Londres un fulano:

“Eso no se puede creer. Segurament­e ha de ser un perro republican­o”.

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