Jorge Reynoso
Antes de decir que no, piensa que algún día vas a morir... Métete al mar, despéinate, que la sal endurezca tu pelo y tu piel. Métete de día y de noche, ríete, entiérrate en la arena, haz un castillo de arena, que -aunque seas mayor- las ganas de hacerlo no se van jamás.
Tírate en paracaídas, sé consciente que tienes más probabilidades de morir cruzando una avenida o de un ataque al corazón. Acuéstate con tu perro, llénate la ropa de pelos y escucha su corazón, ese sí que late por ti.
Júntate con tus amigos aunque no traigas un peso. Siempre habrá un paquete de galletas por ahí. Júntate con ellos y si los ves con el celular, tíraselos por la cabeza, que si están ahí contigo... el resto puede esperar. Coman asado, vayan a la montaña y muérete de la risa, que la amistad es sana y no hay antidepresivo que la afecte.
Ahorra y viaja. Quizás cuando termines de pagar la ropa que te estás comprando ya la hayas dejado de usar. Quizás cuando termines de pagar tu casa, esa deuda ya se haya llevado toda tu energía. Quizás cuando termines de pagar el auto, ya te hayas acostumbrado a caminar.
Viaja para enriquecer el alma. Conoce gente, culturas, idiomas. Viaja para ver y escuchar que el amor en todos lados tiene el mismo lenguaje. Viaja y tírate al pasto mientras guardas las fotos de ese paisaje en tu cabeza.
Escucha a tus viejos. Pregúntales todo lo que no sabes. Cuántas veces amaron y cuántas perdieron un amor. Pregúntales qué querían ser de grandes cuando eran chicos y por qué no lo han hecho si aún están vivos.
Guarda tu orgullo y diles que los quieres. Abrázalos como si fuera la última vez, que ni las velas de cumpleaños, ni las estrellas fugaces, ni las vaquitas de San Antonio tienen el poder de concederles la inmortalidad.
Antes de tener hijos, sé un niño todo el tiempo que más puedas: duerme, sal, ríete, come chocolates y gomitas. Fulmina tu juventud antes de envejecer.
Y cuando te hagas viejo, cuéntale a la generación entrante qué significa cada una de tus arrugas. No les dejes tu cuerpo gris, déjales tus ganas de vivir. Compárteles tus vivencias y ríete con ellos... Antes de decir que no. Autor anónimo.
Amigo lector: usted, ¿qué opina?