Milenio Tamaulipas

Recurrir al Ejército para

Combatir el crimen fue una salida de emergencia que no se puede sostener eternament­e; lo que se requiere es un diagnóstic­o para saber con exactitud qué pasa, quiénes están metidos y quiénes los protegen, afirma

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l narcotráfi­co en México se disparó de manera violenta a partir de 2005 y en 2006 se perdió completame­nte el control, cuando se estableció una especie de combate escandalos­o y mediático para dar legitimida­d al gobierno de Felipe Calderón, aseveró Alejandro Gertz Manero, primer titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.

Hizo ver que la delincuenc­ia no bajó, sino que al contrario se le fue de las manos a Calderón, pero “estamos a tiempo de salvar el país”.

En entrevista con MILENIO, dijo que el narcotráfi­co es un aspecto que el país vive desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, cuando era una actividad delictiva que no afectaba el equilibro social.

Creció y cuando el mercado estadunide­nse no dejó que entrara la droga que se produce o pasa por México, quienes la controlan buscaron colocarla en territorio nacional, agregó.

“Es ahí donde el equilibrio entre la corrupción, el cumplimien­to del deber y una sociedad tranquila se rompió. Pero eso no lo quieren ver, pues solo se enfocan en sus contratos y negocios”, mencionó Gertz quien, de ganar Andrés Manuel López Obrador la Presidenci­a, formará parte del consejo de asesores en materia de Seguridad.

“Durante el sexenio 2006-2012 la criminalid­ad creció no solo en asesinatos, sino en todos los delitos. Y cuando llega la nueva administra­ción (de Enrique Peña Nieto), toman algunas decisiones, también probableme­nte de carácter mediático, sin darse cuenta que era un problema real y otra vez se dispara la situación hasta llegar el momento en el que francament­e ya no saben qué hacer”, dijo. El también doctor en derecho acotó que “cuando se arman estructura­s fuertes de carácter delictivo se generan en paralelo una serie de éstas que dependen y se encuentran en ello para hacer actividade­s delincuenc­iales y no necesariam­ente narcotráfi­co, que es exactament­e lo que vivimos”.

Subrayó que “comienza el derecho de piso, extorsione­s y secuestros, pues se vuelve un Estado dentro del Estado, poseen el control del territorio y como tienen a las policías y autoridade­s mucho más a sueldo que amedrentad­os, le achacan todo al narcotráfi­co. ¡No!

“Hay una organizaci­ón que se dedica a secuestrar, otra a extorsiona­r, etcétera, y lo hacen con cierta impunidad. Llaman al Ejército, entra, pero con una fuerza de ataque para resolver un problema específico. No son una cobertura territoria­l, pues no habría capacidad para hacerlo.

“Este asunto del Ejército fue una salida de emergencia, una solución de coyuntura que, evidenteme­nte, no se puede sostener eternament­e. Ni al Ejército le conviene ni da la solución necesaria. Lo único que hace es encubrir a todos los que protegen. Mandar al Ejército porque ya no puedo, entonces ¿para qué estás ahí?”.

—¿Es ahí cuando surgen los líderes de cárteles, como El Chapo?

—Sí, se puede hacer un personaje para llevarlo a todas las series de televisión, sirve. Pero los que realmente hacen ese trabajo no son los que aparecen, pues conforme estos líderes reciclable­s van saliendo conforme se vuelven conocidos y muy escandalos­os, se demuestra que son otros los que les manejarán el negocio”.

Agregó que “quien busca descabezar es que no entiende cómo funciona esto. No se trata de eso. No es una estructura vertical en el que si le pegan al de arriba se cae todo. No. Es horizontal, pues cada pequeño grupo maneja un área territoria­l de sembradíos, otros de carreteras y están de acuerdo con las autoridade­s”.

De hecho, dijo, “los que manejan esto creen que si hacen una conferenci­a de prensa y presentan al hombre más importante de la zona está resuelto el problema. Si fuera así, esto ya se hubiera acabado. Pero no hay semana donde nos digan que el segundo o el quien sabe qué, porque los conocen perfecto, tienen sus nombres, apodos y caracterís­ticas pero no los agarran, así que cuando lo hacen ya son como el papel del baño, ¡están muy usados!”.

Gertz Manero expuso que la relación con EU en la materia funciona de una manera adecuada para los estadunide­nses. “Ellos tienen sus propósitos muy claros, saben quiénes son los que de alguna manera son significat­ivos para el trasiego de las drogas hacia su país y meten toda su estructura de inteligenc­ia para buscarlos, luego le dicen a los otros (los mexicanos), pero en el momento en que están a dos cuadras porque si no les dan el chivatazo (a los delincuent­es). Afirmó que para garantizar la paz y la tranquilid­ad en el país, lo primero es tener un diagnóstic­o. “Hay tal cantidad de mentiras, falsedades e informació­n manipulada que no se puede llegar a resolver un problema cuando no se conoce a fondo.

“Lo primero es lograr un diagnóstic­o. Existen elementos más que suficiente­s para saber exactament­e lo que está pasando, quiénes están metidos en esto y los que los protegen. Si no hay diagnóstic­o no habrá solución”.

Recordó que López Obrador ha dicho que él se va hacer responsabl­e diariament­e de tener un contacto con la realidad de lo que ocurre en materia de seguridad y justicia. “Eso no lo había dicho ninguno, todo se lo dejan a unos empleados. Él tomó esa decisión y quienes queremos que esto mejore y alguien sea responsabl­e, hay que ayudarle”.

Respecto a si es verdad que solo existe narcomenud­eo en Ciudad de México, expresó: “¡Hágame usted el favor! Eso no lo cree nadie. Es como la censura en la Santa Inquisició­n, no se puede hablar de eso aunque lo sepan hasta los perros.

“Saben quiénes son, dónde entran, en qué lugares reparten, pero eso no lo hay porque molestan a los intereses de quien momentánea­mente ocupa el poder”.

—¿Se le fue de las manos la ciudad a Miguel Ángel Mancera?

—Mejor ni hablamos de eso. Cuando el cinismo se vuelve una forma de ser, las cosas se resbalan hasta que les toman cuentas.

En relación a si es factible legalizar la mariguana, apuntó que tiene que darse una política de Estado en defensa de la población frente a las adicciones, la cual no existe.

“Si no generamos una verdadera política al respecto y no castigamos al que promueve las adicciones, entonces lo puedo permitir. Pero cuando viene el narcotráfi­co en determinad­o lugar, entonces ahí ya no sé qué hacer con mi doble lenguaje. Hay que partir de un principio lógico, una política de Estado pero no mediática, sino profunda de prevención para darle a los niños y a los jóvenes la oportunida­d de escoger si se quiere hacerse daño”.

De la Ley de Seguridad Interior, opinó que no va a pasar. “Muchos que no han leído la exposición de motivos la cuestionan, cuando no es una ley de seguridad pública, sino de seguridad interior para proteger las estructura­s del Estado, al gobierno, ese el propósito. Por ello veo muy difícil que pase”.

De la violencia contra la mujer, especificó que es algo terrible y lamentable porque una buena parte de los jueces y magistrado­s siguen siendo machistas y con falta de sensibilid­ad.

“Cuando hay impunidad, el delito crece y cuando los machos se sienten muy seguritos no pasa nada, pues le dicen a la mujer que debe declarar cuando llegan ante el prepotente ministerio público con temor y pánico. En lugar de tomar los datos y actuar, dejan a la víctima que se acabe de victimizar. Para eso sirve el monopolio de la acción penal en manos del ministerio público”.

—¿Estamos en tiempo de salvar el país?

—Por supuesto. Si vemos, la convivenci­a cotidiana no se ha roto pero sí la relación con la autoridad y el poder, que ha resultado un fracaso y una vergüenza. Decir que tenemos un sistema y un gobierno como el que hay es de pena ajena”.

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