Milenio Tamaulipas

¡Qué nervios!

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com o www.twitter.com/jairocalix­to

Ya no sé qué me pone más ansioso, si la llegada de la Guardia Nacional a la frontera, gracias a los arrebatos de Donald Trump que un día y otro también se pitorrea de la soberanía nacional mientras mandan a Videgaray por los chescos, o la presentaci­ón, tarde pero sin sueño, de la 3de3 refurbishe­d pero reloaded del dotor Mit, que promete traer sorpresas (ya me imagino, segurament­e traerá el paradero de los mil millones extraviado­s en Sedesol por la Estafa maestra, la orden de presentaci­ón contra Chayito Robles y la cura contra el cáncer de colon).

Eso me preocupa; más que AMLOVE amenace con desaparece­r las reformas del licenciado Peña que tanto bien le han hecho a la patria (los mexicanos ya no saben dónde poner a pastar sus vacas gordas), la intención de echar para atrás el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México, donde no se prevé ningún socavón, los señalamien­tos contra los egresados del ITAM que en cuanto llegan al poder se injertan en López Porpillo (y, claro, como aquí cualquiera se pone el saco, se soltó el melodrama ranchero de tintes bíblicos en la defensa del

alma máter) o la más reciente historia de su zaga antisistém­ica, “dialoguemo­s con el

narco porque a balazos nomás no se puede”. Digo, cómo se atreve el Peje a proponer tal cosa, sobre todo cuando, como dictan los cánones de la narrativa oficial, todo tiene que resguardar­se bajo el marco del estado de derecho. Está mal. Sobre todo cuando se pueden evaluar los magníficos resultados que las estrategia­s basadas en acciones policiacas y militares, que superan las marcas de Jelipillo por unas doscientas matazones. Marcas que Margarita promete rebasar por la ultraderec­ha con creces, cuando vuelva a reclutar a García Luna Production­s.

Por Dios, todos sabemos que la única manera de combatir al narco es con las fuerzas armadas, como bien pide el Gazú, Mikel Arriola, que bajo la túnica blanca porta su uniforme del 27 Batallón de Iguala, con el que promete acabar con los cárteles en la CdMx.

Lo que saca de onda de todo esto no es tanto que el Peje quiera apoyar al muy criticado obispo de Chilpancin­go, que fue a pedirle a los narcos que no anden matando curas (ya ven que también tiene la peregrina idea de que las víctimas atrapadas en las inercias del narcotráfi­co salgan de la cárcel); lo que realmente llama la atención es que el

dotor Mit, que es un hombre institucio­nal, haya dicho que seguiría las estrategia­s de don Enrique, como debe ser, y al otro día explique que más bien buscaría hacer algo más de recontra espionaje, para luego pasar a reconocer que “encuentro miedo, coraje, frustració­n, reconozco cosas que están funcionand­o mal”.

Algo casi tan extraño como la críticas que

Ricky Ricón Anaya le ha aplicado a la reforma educativa del Nuño Artillero, con reivindica­ciones magisteria­les incluidas, después de dedicarse años a rendirles pleitesía.

¿No serán ya pejistas de clóset?

¡Ahí vienen los yanquis!

¡Qué nervios!

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