EN EL OLVIDO, PLAN DE CONTROL DE SAURIOS
Un cocodrilo ataca a sujeto en la periferia del Carpintero
Las acciones de control y prevención por ataques y sobrepoblación de cocodrilos, se ha quedado rezagado desde hace más de 3 años, pues autoridades han señalado reubicaciones, crear santuarios, habilitar el UMA, incluso cercar las lagunas, sin embargo se han quedado en intenciones, mientras siguen los ataques como el ocurrido ayer al medio día en el Carpintero.
Ayer en pleno día de las madres, un hombre sufrió un ataque de cocodrilo en Tampico; el primero del año en la laguna del Carpintero. El sujeto fue encontrado en una banqueta en el perímetro del cuerpo de agua en el centro de la ciudad y fue trasladado a un hospital para atenderle heridas de mordidas profundas en pierna, brazo y tórax. La situación volvió a encender la alerta a dependencias de emergencia.
Sin embargo, las medidas de control para prevenir agresiones a las personas y la sobrepoblación de estos animales, se han quedado rezagadas o en meras intenciones.
“Es tanta la proliferación de esta especie que se está ampliando a puntos donde no se habían visto y donde no son zonas de área de cocodrilos como es la laguna del Carpintero”, aseguró Eduardo Morales López, director de Protección Civil porteño.
En Tampico no ha habido hasta el momento intervención de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) y tampoco ha habido un censo, “por lo cual vamos a tener que pedirle ayuda para trabajar de forma coordinada”, dijo el funcionario.
Durante las vacaciones de Semana Santa de este año, una familia de turistas llegó hasta el hábitat de cocodrilos en la laguna del Carpintero (en el Perimetral), por lo cual la Dirección de Protección Civil solicitó a Obras Públicas 300 metros de malla de protección, que aún no se instalan.
Según datos del Cuerpo de Bomberos, en la última década ha habido cinco ataques de cocodrilos en la ciudad y han ocurrido dos muertes.
Y es que cabe señalar que desde agosto del 2015 se encuentra detenido el funcionamiento de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA), obra que es considerada como prioridad para resguardar a los cocodrilos que salen de su hábitat natural e ingresan a la mancha urbana en Tampico, Ciudad Madero y Altamira.
El proyecto contempla que los municipios de la zona sur del estado aportaran los recursos mensuales para el funcionamiento del UMA, sin embargo, en la pasada administración no se pusieron de acuerdo los gobiernos locales.
En este sentido, Jesús González Macías, delegado de la Semarnat en Tamaulipas, dijo en su momento que mientras los ayuntamientos no echen a andar las instalaciones, continuarán cerradas, puesto que la dependencia federal ya no puede intervenir por tratarse de una propiedad particular, que le pertenece a “SOS Cocodrilo”.
En Madero los proyectos destinados a proteger a la ciudadanía de ataques de los cocodrilos que habitan en las lagunas de la localidad también permanecen sin avances.
Entre las propuestas de los integrantes del cabildo destacan la reubicación de los reptiles a la Unidad de Manejo Ambiental en Altamira, así como la instalación de rejas en el perímetro de los cuerpos de agua y la colocación de letreros de precaución.
Sin embargo, ninguna se ha concretado. Lo anterior pese a que, de acuerdo con la Dirección de Protección Civil, cada año en la urbe petrolera se registran dos heridos por agresiones de cocodrilos.
La Comisión de Ecología detectó 40 sectores en riesgo debido a que se ubican en las orillas de lagunas donde se reproduce el cocodrilo moreletti, como La Ilusión, Nuevo Amanecer, De los Patos y Las Burras. Mientras que otras están cerca de los 54 canales que atraviesan el municipio.
Una de las iniciativas de los miembros de la comuna fue instalar malla ciclónica o rejas en el contorno de las mismas. Aunque la mayoría de los regidores calificaron esta acción como algo positivo, pero el proyecto no vio la luz.
Asimismo, en las colonias clasificadas como “peligrosas” por la presencia de cocodrilos, se optó por advertir a los ciudadanos mediante anuncios. Estos sí se colocaron, sin embargo, fueron robados por los vecinos.
En Altamira, la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) edificada en el ejido 3 de Mayo, que costó 2 millones de pesos, aún no opera pese a iniciar con recurso que proporcionó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y que se suponía serviría para hacer una reubicación responsable de los cocodrilos que salieran de su hábitat con frecuencia.
El regidor Martín Rodríguez, presidente de la Comisión de Ecología, aseguró que solo Altamira hizo convenio con el encargado del UMA, César Cedillo, para pagar los 90 mil pesos mensuales que le correspondían; dijo que Tampico no quiso, pues indicó que haría una y Madero nunca dio respuesta.
“Por parte de Tampico ya ellos dijeron que van a hacer su propia UMA, Madero no dijo nada, por parte de nosotros sí se hizo un acuerdo pero pues hasta ahí se ha llegado porque es una cifra fuerte, son 90 mil pesos, en la administración anterior aportaban 30 mil pesos”.
En marzo de este año los servicios básicos contratados para este lugar, de agua y de luz, fueron suspendidos por falta de pago.
En Altamira en los últimos cinco años se han registrado tres ataques de cocodrilos a personas, en todas las ocasiones los lesionados invadieron el hábitat de los reptiles, sin embargo existen 40 colonias colindantes con lagunas o esteros que están llenas de cocodrilos, sobre todo en el sector Miramar, es decir unas 20 mil personas todos los días realizan sus actividades teniendo como vecinos a estos reptiles.
Estos cuerpos de agua no cuentan con señalamientos que informen sobre la presencia de los animales, reconoció el comandante de Bomberos, Humberto Zúñiga, quien informó que ellos emitieron una recomendación para que se instalarán por lo menos en la laguna del Champayán, pues se realizan actividades acuáticas y se ha visto presencia de saurios de gran tamaño.
Es tanta la proliferación que ahora llegan a sitios donde antes no se habían visto”. Eduardo Morales López DIRECTOR DE PC TAMPICO
Con información de: Eugenia Gómez, Anahy Meza, Jesús García, Pablo Reyes y Noel Vergara