FALLECIÓ TOM WOLFE A LOS 88
El escritor, fallecido el lunes pasado, se convirtió en el fundador del Nuevo Periodismo; a partir de los años 80 se dedicó con gran éxito a la novela
Periodista y autor de La hoguera de las vanidades
Tom Wolfe, el padre del Nuevo Periodismo y autor de novelas que retratan la sociedad de su país como La hoguera de las vanidades, Todo un hombre y Bloody Miami, entre otras, falleció a los 88 años, informó ayer su agente.
Según dijo Lynn Nesbit a medios locales, Wolfe, aquejado de neumonía, falleció el lunes tras ingresar, debido a una infección, en un hospital de Nueva York, donde residía, con su mujer y sus dos hijos, desde 1962.
Dandi educado y ultrachic que usaba trajes blancos o crema, cuellos almidonados, sombrero fedora y polainas, se jactaba de ser el único escritor estadunidense que votó por George W. Bush en 2004. Casado desde 1978 con Sheila Berger, la directora artística de la revista Harper’s, y padre de dos hijos, llevaba una vida discreta en Manhattan.
Hijo de un ingeniero agrónomo, Thomas Kennerly Wolfe Jr. nació el 2 de marzo de 1930 en Richmond, Virginia. Asistió a la Universidad Washington & Lee para permanecer cerca de sus padres, antes de partir a Yale. Comenzó en el periodismo en Springfield Union, periódico de Massachusetts, en 1956. Dos años más tarde, se unió a The Washington Post como corres- ponsal en La Habana. Después, en 1962 se sumó a medios como The Washington Post, Esquire y The New York Herald Tribune. Fue en éste donde, con el apoyo de su director, Clay Felker, que animaba a sus reporteros a ir “más allá del periodismo objetivo”, rompió las convenciones y dio forma a un nuevo estilo híbrido de reporterismo que bebía de la literatura.
El Nuevo Periodismo, que se consolidó en Estados Unidos en las décadas de los 60 y 70, con la contribución de figuras como Truman Capote, Gay Talese y Hunter S. Thompson, utilizaba técnicas novelísticas para relatar hechos, con diálogos completos o detalladas descripciones de carácter social.
Wolfe solía decir que para escribir una gran historia es necesario salir, y precisamente por ello se convirtió en un gran cronista de la sociedad estadunidense. En una entrevista, el autor reconoció que comenzó a trabajar en periódicos tan pronto como se graduó, y aunque pensó que sería “novelista algún día”, perdió el interés en ese género porque escribir no ficción “era muy excitante”. Con una prosa cargada de exclamaciones y digresiones, Tom Wolfe abordó una gran diversidad de temas, desde el movimiento psicodélico hippie en “Ponche de ácido lisérgico” (1968), hasta un estilo arquitectónico en “¿Quién teme al Bauhaus feroz?” (1982), además de su explicación de lo que ha sido comocido como “El Nuevo Periodismo” (1973).
Para el prestigiado escritor, “el estatuto de un individuo en la sociedad, su pertenencia a una clase social y cultural, determinan quién es, la manera en que piensa y se comporta, mucho más que su psicología personal y su historia íntima”. Wolfe mismo nunca buscó rebelarse contra su propio medio, la burguesía blanca y conservadora del sur de Estados Unidos.
El autor de Bloody Miami solía decir que para escribir una gran historia es necesario salir
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Se aventuró en la novela: firmó La hoguera de las vanidades, que primero salió en capítulos en Rolling Stone y después se publicó como libro en 1987. Es un best seller que relata el ascenso y la caída de un especulador de Wall Street en los años 80.
La novela fue un éxito de ventas mundial. Solo los derechos de adaptación al cine le reportaron cinco millones de dólares, y fue llevada a la pantalla grande con Tom Hanks como protagonista.
Otras novelas que deja para la posteridad son Todo un hombre (1998), que describe la vida de los años 90 en el sureste de Estados Unidos, así como Yo soy Charlotte Simmons (2004) y Bloody Miami, que publicó en 2013.
Cuando promocionaba esa última novela en Barcelona, Wolfe explicó que viajó 13 veces a Miami para conocer de cerca a sus gentes, porque estaba interesado en narrar “qué pasa con los inmigrantes” una vez que “se establecen”.
El reino del lenguaje, su último ensayo sobre la teoría de la evolución con críticas a Charles Darwin y Noam Chomsky, salió al mercado en 2016. Así culminó una prolífica lista de artículos y una obra de 17 títulos.
El periodista entonces, en una entrevista a CBS que tenía “solo cinco libros más planeados”, uno de ellos sobre la corrección política, que le parecía “el tema más divertido en mucho, mucho tiempo”.
Su estilo desorganizado le valió críticas acerbas de sus contemporáneos, sobre todo de Norman Mailer y John Updike. “No es solo un icono estadunidense, tenía una enorme reputación internacional”, dijo su agente a The Wall Street Journal, que lo recuerda como una de las personas “más modestas y nobles” que conoció, con quien nunca intercambió “una mala palabra”.