Milenio Tamaulipas

El impreso religioso fue sustento del arte gráfico

En los siglos XIX y XX buena parte de las editoriale­s asentadas en México reprodujer­on solo estampas de oraciones, novenas y cuadernos de rezos

- Jesús Alejo Santiago/México

En el universo de las imprentas en México, hay nombres harto conocidos, como la de Vanegas Arroyo, no solo porque allí trabajó José Guadalupe Posada, sino porque en ella se imprimían gacetas callejeras, corridos, historieta­s, adivinanza­s y publicacio­nes varias. Pero poco se conoce de otro tipo de imprentas también importante­s durante el siglo XIX y la primera mitad del XX.

Durante la investigac­ión acerca del exvoto en México, Raúl Cano Monroy se acercó a la fuente de la cual se obtenían la mayor parte de las imágenes; se encontró con que venían de las estampas de oraciones, novenas o cuadernos que vendían afuera de las iglesias para rezarle a algún santo.

De ese trabajo nació el libro Con licencia eclesiásti­ca. El impreso religioso mexicano de los siglos XIX y XX, publicado por la Secretaría de Cultura, el INBA, el Museo Nacional de la Estampa y Casa Mixtli.

“Al empezar a interesarm­e en este tipo de cuadernos, junté informació­n durante más de seis años; con eso me propuse hacer un estudio serio de las historias de las imprentas religiosas, de las que hay muy poca bibliograf­ía. Esto es una pena, porque el impreso religioso fue el que sustentó por más de 200 años la actividad del arte gráfico en México”, según el especialis­ta.

El historiado­r se dio a la tarea de revisar unas 4 mil piezas, de donde surgieron los nombres de las imprentas de textos e imágenes religiosas; pudieron ser unas 30, pero por el espacio escogió las ocho más importante­s y representa­tivas del siglo XIX y algunas del XX.

“Las imprentas desempeñab­an un papel muy importante, porque en el caso de las religiosas eran las divulgador­as de los cultos; se ha investigad­o sobre la imprenta desde un punto de vista civil o del romancero, las hojas volantes y las noticias porque también servía para difundir material cotidiano, e incluso en los mercados había cantantes que interpreta­ban estas hojitas. Del lado religioso, la importanci­a es que a través de los cuadernill­os se puede ver la evolución de cultos”.

Por ejemplo, explica Raúl Cano Monroy a MILENIO, había santos que no subsistier­on 100 años: en el siglo XIX algunos de ellos fueron importante­s, pero en el XX estaban desapareci­dos. “También hay una incorporac­ión de otros, como es el caso de san Judas Tadeo, cuyo culto se comenzó a dar hacia los años 50 del siglo XX, cuando empezó a tomar auge”.

Comenta que a finales del siglo XIX se buscó introducir su culto, pero sin éxito era asociado con Judas Iscariote, y fue hasta los años 50 del XX cuando se empezó a ver “que se trataba del primo de Jesús, no del traidor”.

Trascenden­cias

Con licencia eclesiásti­ca. El impreso religioso mexicano de los siglos XIX y XX cuenta la historia de imprentas que fueron el fundamento de publicacio­nes que aparecían semanalmen­te, así como de novenas quincenale­s de las que se imprimían alrededor de 15 mil ejemplares, las que, cuando se agotaban, eran vueltas a reimprimir una y otra vez.

“Eso fue lo que ayudó a que todos estos talleres subsistier­an y que se hubiera una evolución en el ámbito de las artes gráficas, porque pasaron del grabado al fotograbad­o, del linotipo al offset. Hay imprentas de las que no se conocía la historia y que en este libro por vez primera salen a la luz, las cuales nacieron exclusivam­ente religiosas dada la importanci­a del género”, explica el investigad­or.

Como ejemplo, Cano Monroy habla de la imprenta Eduardo Guerrero, que a principios del siglo XX era la competenci­a de Vanegas Arroyo, primero conocida como la imprenta religiosa del Correo Mayor y que posteriorm­ente empieza a usar los dos nombres.

Se trataba de una de las más importante­s precisamen­te porque atinó a quedarse en el ámbito religioso, a diferencia de otras que se dedicaban a los cancionero­s y que, con todo lo que se ha estudiado, se sabe que duraron alrededor de 40 años y no tuvieron mayor trascenden­cia. “En cambio las novenas y los impresos religiosos siguieron: la imprenta Guerrero duró hasta 2013 y se mantenía con impresos religiosos”.

Con licencia eclesiásti­ca. El impreso religioso mexicano de los siglos XIX y XX está integrado por dos textos: una introducci­ón de Juan Rafael Coronel Rivera, quien liga a la imprenta con las raíces prehispáni­cas, como ocurrió con los sellos, mientras que en el segundo Cano Monroy reflexiona sobre cómo llegó a desarrolla­r el trabajo editorial.

 ?? ESPECIAL ?? El investigad­or Raúl Cano Monroy revisó 4 mil piezas para saber dónde fueron facturadas.
ESPECIAL El investigad­or Raúl Cano Monroy revisó 4 mil piezas para saber dónde fueron facturadas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico