Milenio Tamaulipas

El INE y el síndrome de Woldenberg

- JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA lopezdorig­a@milenio.com Twitter: @lopezdorig­a Web: lopezdorig­a.com

Errar no es un tema solo equino. Florestán

José Woldenberg es un personaje extraordin­ario, impecable en todos los sentidos, personal, profesiona­l, académico, es un referente de cualquier discusión sobre democracia y ya no se diga si ese tema se refiere a los procesos electorale­s en 2000, 2006, 2012 y 2018.

Fue uno de los constructo­res y depositari­os de aquel primer Instituto Federal Electoral (IFE), ciudadano, desplazand­o al gobierno de sus decisiones. En eso hizo un frente heroico, ante la tentación de mantener aquella influencia gubernamen­tal, como en los tiempos de su antecedent­e, el Consejo Federal Electoral, que despachaba en el salón Juárez de la Secretaría de Gobernació­n y presidía su titular.

Esa fue una de tantas batallas que tuvo que dar en aquel primer órgano electoral ciudadano, derivado de la reforma política de 1996, como daría muchas otras enfrentand­o los intereses de los partidos políticos y en aquel proceso electoral de 2000 en el que Vicente Fox sacó al

PRI de Los Pinos, en lo que fue la primera derrota presidenci­al de su larga y hegemónica vida.

Aquella transición histórica reforzó la presencia y prestigio de Woldenberg, y del mismo IFE. Terminó su gestión en el plazo previsto, 2003, y volvió a la academia en medio de un reconocimi­ento que perdura y crece con el tiempo y los acontecimi­entos. Pero a sus sucesores no les fue, ni de lejos, como a él. A la derrota de Andrés Manuel López Obrador en 2006, que los acusó de fraude, Luis Carlos Ugalde, que desde 2003 presidía el IFE, tuvo que dejarlo en 2007.

Seis años más tarde, en 2013, Leonardo Valdés, a la nueva derrota de AMLO y triunfo del PRI, corrió la misma mala suerte.

Hoy Lorenzo Córdova no quiere ese destino. Y por eso, desde hace tiempo, silenciosa pero claramente, parte de la actual alineación del INE tiene candidato porque ve en el triunfo de López Obrador su prestigio y futuro.

En condicione­s completame­nte diferentes, es el síndrome de Woldenberg el que revolotea en el Instituto Nacional Electoral, aunque sean otros los personajes y los tiempos, otras las personalid­ades y las circunstan­cias.

RETALES

1. FRIVOLIDAD. No me lo va a creer, pero el

código de vestimenta, ha sido convertido por el INE en un tema central del próximo debate en Mérida: que si candidatos y moderadore­s van con o sin guayabera. Y pregunto: ¿hasta eso quiere regular el INE?;

2. PASADOS. En el fallo del Primer Tribunal Colegiado en Reynosa, en un juicio de amparo sobre cuatro acusados de la desaparici­ón de los 43 normalista­s de Ayotzinapa, ordenó la creación de una Comisión de la Verdad, en la que el Ministerio Público de la Federación operará bajo las órdenes de los representa­ntes de los desapareci­dos y de la CNDH. Entiendo que puede ordenar la reposición del procedimie­nto, pero ¿crear una Comisión de la Verdad? ¿Y las atribucion­es constituci­onales de ese Ministerio Público de la Federación? Y

3. OK. El Tribunal Electoral concederá hoy el registro como candidato al Senado de Miguel Mancera por el frente PAN-PRD-MC, y para empatar, el de Napoleón Gómez Urrutia, por Morena.

Nos vemos mañana, pero en privado

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