Milenio Tamaulipas

En sus marcas

- RAFAEL PÉREZ GAY rafael.perezgay@milenio.com Twitter: @RPerezGay

Me encuentro intranquil­o. El Mundial de futbol se acerca. Se abre el portón. Probableme­nte a usted le importa un rábano el deporte y busca votos para su candidato a la Presidenci­a, está usted en su derecho al activismo y a la obsesión, pero para mí la Copa del Mundo es un acontecimi­ento que no me perdería por nada. Y si digo nada es nada. Si gana López Obrador por 10, 20 o mil puntos, me tiene sin cuidado si lo que viene es el torneo que marca nuestra edad cada cuatro años.

Observo que tenemos buenos jugadores, pero no tenemos un equipo y mucho menos un entrenador. Las rotaciones de Osorio me enferman más que la agresivida­d de López Obrador. En materia de futbol, y acaso no solo en este deporte, el fracaso nos pisa los talones.

Presento mis credencial­es. El primer mundial del que guardo recuerdo es el de Chile en 1962, pero solo hasta Wembley, 1966, vi partidos completos. Nuestros adversario­s: Francia, Inglaterra, Uruguay. Eliminados a las primeras de cambio. Estoy aterrado: llevo casi 50 años de ver futbol sin perderme un solo Mundial.

Como dice Luis Miguel Aguilar recordando a Scott Fitzgerald: somos una autoridad del fracaso. Mi padre vio jugar a Bonfiglio, a Manuel Rosas, al Viejo Sánchez, a Pepe Ruiz y Nicho Mejía, al

Trompo Carreño y al Pichojos Pérez, al Récord y a Hilario. En el primer torneo mundialist­a en Uruguay, en 1930, los pioneros naufragaro­n: cayeron 4 a 1 contra Francia, perdieron 3 a 0 contra Chile y 6 a 3 contra Argentina. Desde entonces y salvo contadas excepcione­s, los jugadores mexicanos han puesto lo mejor de sí mismos en la búsqueda de la infelicida­d.

Nunca he renunciado a ver un juego de México en una Copa del Mundo. Ni renunciaré, aunque siempre que termina nuestra ronda y quedamos eliminados considero con seriedad asistir al psicoanali­sta. Nos persigue la sombra de la derrota. No tengo mayores esperanzas en la actuación de México en Rusia 2018: Alemania, favorito para llevarse la copa nos va a hacer pinole. Los jugadores de Joachim Löw son cosa seria. No lo deseo, pero el tren alemán podría despedazar­nos. ¿Podrá El Chícharo superar a Mats Hummels? El Tecatito se llevará a Boateng? ¿Soportará Héctor Moreno, en el caso de que supere su lesión, contener a Müller? No sé ustedes, pero yo estoy muy inquieto.

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