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8n escándalo de corrupción terminó tirando a Mariano Rajoy. El político español, que había logrado sortear varias tormentas políticas, pasó de la tranquilidad de haber logrado la aprobación de los presupuestos en el Congreso, con lo que se pensó tenía asegurada la legislatura hasta 2020, a salir de la Presidencia del Gobierno español como resultado de una moción de censura que presentó el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, después de conocerse la sentencia de Gürtel, un caso que involucra al Partido Popular en financiamiento ilegal y sobresueldos.
Ahora, Pedro Sánchez es el nuevo Presidente del Gobierno, después de que logró que la moción de censura fuera votada por todas las fuerzas políticas contrarias al PP que cuentan con representación en el Congreso, incluyendo expresiones como los separatistas.
Nada fácil el reto del nuevo Ejecutivo, que además deberá enfrentar descontento y confrontación social, como ha quedado evidenciado con las manifestaciones separatistas de Cataluña.
Los escándalos de corrupción ya llevan varias víctimas. En Brasil, en Argentina, en Perú, en Guatemala.
La corrupción se ha convertido en el gran desafío de la clase gobernante, de todos los países, y el descontento social se va incrementando en la medida en que se hacen públicos este tipo de actos.
A eso, hay que sumar que el tono en que la ciudadanía se expresa a través de las redes sociales va en aumento. Los spots, los memes, los comentarios demuestran molestia. Y a eso hay que agregar discursos de actores políticos que sólo alimentan la polarización social y enrarecen el ambiente político, como lo estamos viendo actualmente en el proceso electoral que se está desarrollando en nuestro país.
Nuestro país no es ajeno a estos reclamos. La corrupción es también el principal motivo de descalificación a los políticos. Ahí esta la demanda social, lo que esperamos todos como sociedad son las propuestas y las soluciones a un cáncer que daña no sólo la imagen de las figuras públicas, sino a las instituciones que se ven involucradas en estos escándalos.
Por eso, esperamos que en España el proceso de reconciliación social y política transite del mejor modo, porque será indispensable para la gobernabilidad y así puedan enfrentar los retos del país. Si en caso contrario, los actores políticos se enfrascan en sus propios intereses y prioridades, se puede abrir un periodo de inestabilidad con consecuencias muy delicadas, ¿no cree Usted?