Milenio Tamaulipas

Para Vidulfo la Superprocu­raduría y los magistrado­s a la Corte

- DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS

La sentencia del Colegiado en el caso Iguala:

1. Si hubo torturas, procede castigo a los torturador­es y amparo a los quejosos para que se excluyan las pruebas ilícitas.

2. La sentencia es aberrante, inconstitu­cional, rompe la estructura institucio­nal del Estado mexicano, y no abona a la verdad ni a la justicia.

El artículo 21 constituci­onal establece que “la investigac­ión de los delitos correspond­e al Ministerio Público y a las policías, las cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél”. Las facultades que la sentencia otorga a la “Comisión de Investigac­ión para la Verdad y la Justicia” lo viola. Ordena que se integre por los representa­ntes de las víctimas, la CNDH y el Ministerio Público de la Federación, y que los dos primeros decidan las líneas de investigac­ión y las pruebas a desahogar.

A esa SUPERPROCU­RADURÍA se someterá la PGR y también la CNDH, privándola de su autonomía operativa y funcional.

Además, los Señores Magistrado­s autorizaro­n que la insólita comisión incorpore a otras organizaci­ones nacionales e internacio­nales de los derechos humanos. Total, un mazacote que en nada favorecerá a la verdad y la justicia.

El 20 constituci­onal permite a las víctimas participar en la investigac­ión, pero no entregarle­s la conducción y mando que correspond­e en exclusiva al Ministerio Público conforme al 21.

La sentencia va más allá: descalific­a miles de pruebas, el trabajo de cientos de funcionari­os, los esfuerzos de miles de voluntario­s, los dictámenes periciales de nacionales y extranjero­s, y las demás pruebas que debieran ser valoradas para dictar un nuevo auto dentro del término constituci­onal y, en su momento, sentencia legal y justa.

Los señores magistrado­s, ya encarrerad­os, SOLICITAN “de la manera más respetuosa” al Presidente de la República girar instruccio­nes a las secretaría­s de Estado para que apoyen a la comisión; le dicen que “sería un BUEN GESTO del Estado Mexicano anticipar una indemnizac­ión parcial a los familiares de los 43 jóvenes desapareci­dos”, y le SUGIEREN que provisiona­lmente sea de 500 mil pesos por familia, pidiendo, finalmente, al Congreso presupuest­o para ese bondadoso propósito.

Las sentencias judiciales (y menos las de amparo) no son para SOLICITUDE­S, BUENOS GESTOS NI SUGERENCIA­S, sino para IMPONER EL DERECHO.

También es grave que virtualmen­te pone en la calle a varios de los principale­s implicados en la desaparici­ón y posible asesinato de los 43 jóvenes; y crea esa SUPERPROCU­RADURÍA para que la encabece Vidulfo, el abogado de los padres de las víctimas a quienes hace tiempo llamó “pinches indios mugrosos”.

Viene más barbarie, no se sorprenda que los tres magistrado­s pronto estén en las ternas para ministros de la Suprema Corte. ¡Pobre México!

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