Milenio Tamaulipas

México, con 66% de peticiones urgentes

Es el primer lugar de la lista de 500 casos del organismo de ONU; le siguen Irak y Colombia

- Eugenia Jiménez/México

Trejo, Alberto Treviño Ochoa y Jorge Antonio Domínguez relatan la búsqueda en bases militares, dependenci­as y hospitales sin ninguna respuesta a madrugada del 27 de marzo la Marina allanó mi vivienda; estábamos durmiendo, entran, rompen el candado, la puerta, eso era un operativo. Estaban buscando a un tal Willys, porque insistiero­n mucho en que mi esposo les dijera su alias; mi esposo nunca ha usado un alias, cuenta Jéssica Molina Rodríguez, esposa de José Daniel Trejo García.

Viste un saco rojo encima de una playera que lleva estampada la foto de su marido; luce demacrada, cansada, la embarga la pena de no encontrarl­o después de aquella noche.

“Después de la desaparici­ón a manos de la Marina esperamos a que amaneciera y fuimos a buscarlo al Ministerio Público, a la PGR, pensando que lo iban a presentar, que lo estaban deteniendo por algún delito, algo que le hayan encontrado.

“Nunca mencionaro­n por qué se lo estaban llevando, simplement­e lo sacaron de mi casa. Nos encontramo­s con la sorpresa de que no estaba en ningún lado y en lugar de ir a pagar una fianza, terminé poniendo una denuncia por desaparici­ón forzada”, relata.

En entrevista con MILENIO, Molina Rodríguez asegura que seis marinos entraron hasta su habitación provisiona­l, ubicada en la planta baja, y se llevaron a su marido, así como al huésped que dormía arriba, Gabriel Gaspar Vázquez. Mientras, otros elementos esperaban afuera de la vivienda, según pudo comprobar mediante las videocámar­as de seguridad de uno de sus vecinos.

“Yo estaba recuperánd­ome de una cirugía, fue el 20 de marzo, mi esposo me estaba cuidando. Ellos se llevaron el disco duro de las cámaras de seguridad de mi casa, ellos pudieron corroborar que mi esposo estuvo toda la semana, ignoro por qué lo tienen retenido, arraigado, secuestrad­o... dígalo como usted quiera, pero ellos se lo llevaron de mi casa, ellos lo tienen y me lo tienen que entregar”, enfatiza.

El video es parte de las pruebas que la mujer presentó, en el que se observa que dos civiles suben a una camioneta escoltada por los marinos. “Se trata de mi esposo, porque yo fui testigo de que lo sacaron de mi casa; yo menciono mucho lo que vi porque a mí nadie me lo está contando, a mí nadie me dijo fue la Marina, yo lo vi”.

La desaparici­ón forzada de Dany, Uno de los desapareci­dos es un joven de 18 años y ciudadano estadunide­nse, levantando el 4 de abril como lo llaman, es uno de los 59 casos documentad­os por el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, y uno de los pocos en donde existe una prueba en video; en el resto solo hay testigos que tienen miedo de hablar. “El 21 de mayo mi hijo salió de aquí a las 6 y media de la mañana, fue la última vez que lo vi”, narra Gregoria Ochoa Moreno, madre de Édgar Alberto Treviño Ochoa, de 29 años, quien ese día salió a buscar trabajo al panteón con un amigo, cuando en la zona se desató un enfrentami­ento entre elementos de la Marina y civiles.

Alrededor de las 8:30, un conocido de Édgar fue a casa de su madre para avisarle que resultó lesionado. “Vaya a buscarlo, porque los marinos le tiraron”, me vinieron a avisar.

Doña Goya acudió al kilómetro 10 de la carretera Monterrey-Nuevo Laredo y, según los testimonio­s que recopiló, su hijo pudo ser herido de bala y luego llevado por los marinos.

“Yo anduve buscando a mi hijo en hospitales y no lo he encontrado. Estoy desesperad­a. A la PGR fui el día 23, porque ya fue cuando me dijeron que levantara una acta para reportar a mi hijo como desapareci­do”, cuenta.

Tan solo un día después, el Juzgado Cuarto de Distrito le notificó que no encontró a su hijo en la base de operacione­s de la Marina ni en otras doce dependenci­as, entre ellas el hospital, y hasta ahí se limitó el apoyo que recibió de las autoridade­s federales.

Otro de los casos es el de Jorge Antonio Domínguez Hernández, de 18 años, ciudadano estadunide­nse, fue levantando el pasado 4 de abril frente a su padre, junto con Juan Carlos Zaragoza González, un albañil que trabajaba para él.

“Estábamos en la casa y lo mandé a la tienda; en eso oí por la ventana un impacto, chocó con una vecina”, narra el padre. Señala que un vehículo de la Marina con número 511445 llegó al momento del incidente y se lo llevó.

El Comité contra la Desaparici­ón Forzada de Naciones Unidas dio a conocer que de 2012 a 2018, de las 500 peticiones urgentes que ha solicitado implementa­r a los Estados para la localizaci­ón de personas, México ocupa el primer lugar con 66 por ciento, seguido de Irak y Colombia.

La primera acción del organismo internacio­nal se dio en 2012 con Marcial Bautista Valle y la última registrada este año es de Areli Hernández Hernández, que es el caso número 500, ambos son de México.

El Movimiento por Nuestros Desapareci­dos en México entregó una carta a los candidatos presidenci­ales en la que solicita desarrolla­r un plan para la implementa­ción de esas acciones, con la que coincide la Oficina en México del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas.

El mecanismo de acciones urgentes es un proceso que eleva a una desaparici­ón forzada desde un nivel local y personal, para convertirl­a en un asunto entre un comité de expertos de derechos humanos de las Naciones Unidas y las más altas autoridade­s del país donde la desaparici­ón ocurrió.

Este procedimie­nto, comúnmente llamado “Acción Urgente”, es una de las herramient­as más innovadora­s de la Convención para la Protección de Todas las Personas contra las desaparici­ones forzadas. Los intercambi­os entre el comité, el Estado parte y la persona que pidió la acción urgente siguen hasta cuando la persona haya sido localizada.

El comité también puede pedir al Estado parte que adopte medidas para proteger a las personas que están en peligro por sus vínculos con la persona desapareci­da.

La lista publicada por el comité indica que en lo que va del año se han emitido 25 acciones urgentes al Estado mexicano para localizar a desapareci­dos, de éstos dos son mujeres y un menor de 14 años, Adolfo Ángel Chigo Villegas.

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