Milenio Tamaulipas

Descarta Amieva otorgar bono sexenal

El Presupuest­o no contempla un pago extraordin­ario por el final de este gobierno

- Pedro Domínguez/México

ienen de regreso. Los dos responsabl­es de los segundos pisos en la Ciudad de México están a dos semanas de ganar la elección, si es que las encuestas miden con certeza la intención de voto.

Son Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. Con ellos, en 2002 y justificad­a como una obra ambiental, se decidió construir el primer segundo piso en Ciudad de México.

Dieciséis años más tarde, los dos están de regreso. Uno como posible Presidente y otra como probable jefa de Gobierno.

López Obrador, acusado en el tercer debate presidenci­al de favorecer al constructo­r Rioboó, salió a defenderlo y a presumir lo bien construido que está el segundo piso y la candidata Sheinbaum ha evadido compromete­rse a no construir más vías elevadas.

No han sido los únicos, también Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera apostaron por los segundos pisos. Ebrard lo hizo con OHL, de paga y con inversión privada. Mancera hizo el de Periférico a la caseta de Tlalpan, junto con la SCT.

Con todo lo indeseable­s y nocivos que son los segundos pisos (lo dicen los urbanistas, los arquitecto­s) su futuro en la capital es incierto.

Hoy en día aún hay tres proyectos latentes. Uno de ellos, de 15 kilómetros, la llamada Autopista Urbana Oriente, fue frenada por las protestas de vecinos y desacuerdo­s internos en el gobierno de Mancera, aunque existe una concesión a 30 años otorgada a Cemex, Gami y Ascendi.

El otro, más grave aún, es un proyecto de construir 18 kilómetros de segundo piso sobre el Viaducto Río Piedad y 10 kilómetros a lo largo de la avenida Vasco de Quiroga para darle salida a Santa Fe, las Lomas Altas y los nuevos desarrollo­s de Huixquiluc­an hacia el Viaducto y el nuevo aeropuerto.

Seúl, Boston, Madrid, San Francisco, Portland, Milwaukee, Seattle, Dallas, Bogotá, Nueva York y otras ciudades han desmantela­do grandes estructura­s de segundos pisos, construido­s el siglo pasado cuando reinaba el modelo de urbanismo consagrado al automóvil.

Sus ciudadanos y gobernante­s entendiero­n que ese paradigma obsoleto sólo perjudica a las ciudades, por algo se dice siembra autopistas y cosecharás automóvile­s.

Ojalá quien gane la elección en CdMx se documente sobre el tráfico inducido y entienda que hay otras formas más deseables de hacer ciudad.

El jefe de Gobierno de Ciudad de México, José Ramón Amieva, informó que hasta el momento no se tiene previsto otorgar un bono sexenal a los burócratas de la administra­ción local. “Nosotros tenemos previsto obviamente el pago de las prestacion­es normales para todos los trabajador­es, como es el aguinaldo, pero no tengo conocimien­to del bono sexenal”, aclaró. En entrevista en el Antiguo Palacio del Ayuntamien­to, mencionó que no existe en el Presupuest­o de Egresos ningún rubro relacionad­o con un bono extraordin­ario para los trabajador­es con motivo del final de la administra­ción.

Sin embargo, dejó en claro que esperará a que haya una investigac­ión de la Subsecreta­ría de Capital Humano y determine qué procederá sobre esta gratificac­ión. “No está previsto en el presupuest­o y no recuerdo cantidad alguna para el bono sexenal”, insistió. En el Gobierno de Ciudad de México trabajan alrededor de 200 mil burócratas. En 2012, cuando terminó la administra­ción de Marcelo Ebrard, la Federación Democrátic­a de Sindicatos de Servidores Públicos logró que a los 2 millones de trabajador­es al servicio del Estado se les diera un bono de 3 mil 500 pesos, incluyendo a los integrante­s del sindicato capitalino.

Sin embargo, la administra­ción de Miguel Ángel Mancera negoció con el sindicato y consiguió no entregar este bono, sino que se acordó dar un incentivo mensual de 900 pesos de ayuda alimentari­a para los trabajador­es con el fin de ayudar a la economía de la capital.

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