Descarta Amieva otorgar bono sexenal
El Presupuesto no contempla un pago extraordinario por el final de este gobierno
ienen de regreso. Los dos responsables de los segundos pisos en la Ciudad de México están a dos semanas de ganar la elección, si es que las encuestas miden con certeza la intención de voto.
Son Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. Con ellos, en 2002 y justificada como una obra ambiental, se decidió construir el primer segundo piso en Ciudad de México.
Dieciséis años más tarde, los dos están de regreso. Uno como posible Presidente y otra como probable jefa de Gobierno.
López Obrador, acusado en el tercer debate presidencial de favorecer al constructor Rioboó, salió a defenderlo y a presumir lo bien construido que está el segundo piso y la candidata Sheinbaum ha evadido comprometerse a no construir más vías elevadas.
No han sido los únicos, también Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera apostaron por los segundos pisos. Ebrard lo hizo con OHL, de paga y con inversión privada. Mancera hizo el de Periférico a la caseta de Tlalpan, junto con la SCT.
Con todo lo indeseables y nocivos que son los segundos pisos (lo dicen los urbanistas, los arquitectos) su futuro en la capital es incierto.
Hoy en día aún hay tres proyectos latentes. Uno de ellos, de 15 kilómetros, la llamada Autopista Urbana Oriente, fue frenada por las protestas de vecinos y desacuerdos internos en el gobierno de Mancera, aunque existe una concesión a 30 años otorgada a Cemex, Gami y Ascendi.
El otro, más grave aún, es un proyecto de construir 18 kilómetros de segundo piso sobre el Viaducto Río Piedad y 10 kilómetros a lo largo de la avenida Vasco de Quiroga para darle salida a Santa Fe, las Lomas Altas y los nuevos desarrollos de Huixquilucan hacia el Viaducto y el nuevo aeropuerto.
Seúl, Boston, Madrid, San Francisco, Portland, Milwaukee, Seattle, Dallas, Bogotá, Nueva York y otras ciudades han desmantelado grandes estructuras de segundos pisos, construidos el siglo pasado cuando reinaba el modelo de urbanismo consagrado al automóvil.
Sus ciudadanos y gobernantes entendieron que ese paradigma obsoleto sólo perjudica a las ciudades, por algo se dice siembra autopistas y cosecharás automóviles.
Ojalá quien gane la elección en CdMx se documente sobre el tráfico inducido y entienda que hay otras formas más deseables de hacer ciudad.
El jefe de Gobierno de Ciudad de México, José Ramón Amieva, informó que hasta el momento no se tiene previsto otorgar un bono sexenal a los burócratas de la administración local. “Nosotros tenemos previsto obviamente el pago de las prestaciones normales para todos los trabajadores, como es el aguinaldo, pero no tengo conocimiento del bono sexenal”, aclaró. En entrevista en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, mencionó que no existe en el Presupuesto de Egresos ningún rubro relacionado con un bono extraordinario para los trabajadores con motivo del final de la administración.
Sin embargo, dejó en claro que esperará a que haya una investigación de la Subsecretaría de Capital Humano y determine qué procederá sobre esta gratificación. “No está previsto en el presupuesto y no recuerdo cantidad alguna para el bono sexenal”, insistió. En el Gobierno de Ciudad de México trabajan alrededor de 200 mil burócratas. En 2012, cuando terminó la administración de Marcelo Ebrard, la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos logró que a los 2 millones de trabajadores al servicio del Estado se les diera un bono de 3 mil 500 pesos, incluyendo a los integrantes del sindicato capitalino.
Sin embargo, la administración de Miguel Ángel Mancera negoció con el sindicato y consiguió no entregar este bono, sino que se acordó dar un incentivo mensual de 900 pesos de ayuda alimentaria para los trabajadores con el fin de ayudar a la economía de la capital.