El musical perdido de futbol
&onfieso que he hecho un gran esfuerzo por no ser la amargosa que señala que no deberíamos estar celebrando a Rusia como tal en este momento, por más que seamos un país pambolero. Pero bueno, de angustias políticas ya tenemos suficiente por ahora y señalar la manera en la que Putin está manipulando la política a escala mundial y el hecho de que hay una postura homofóbica de Estado no hará que nadie deje de ver sus partidos, que tanto necesitan para ser felices próximamente, así que dejaré solo esas dos ideas volando por ahí y me voy a otra cosa que tiene que ver. ¿Sabían que Andrew Lloyd Webber (Cats, Fantasma de la ópera, Evita) hizo un intento bastante fallido de realizar un musical respecto al futbol en el año 2000? Pocos lo saben y aun menos lo vieron, pero quien les escribe tuvo la oportunidad de hacerlo y les diré la verdad, por más que Lloyd Webber sea el Dios del género y haya trabajado con el (a veces) prodigioso Ben Elton en esta puesta en escena, simplemente no lograron que la combinación funcionara. Interesante que parte del concepto fue tomado de la autobiografía de Pelé, aunque la historia es mucho más política que deportiva. Todo gira alrededor de un equipo en Irlanda que en 1969 intenta combatir los tiempos violentos que se vivían con el deporte. Como esta violencia tenía tanto que ver con política como con religión, el hecho de que el equipo fuese católico y que tuviese un jugador ateo es parte de la historia. Pero más que nada gira en torno al conflicto de los jugadores sobre si deberían incorporarse a la IRA o ERI (Ejército Republicano Irlandés) que fue considerado por sus tácticas como un grupo terrorista ante la amenaza añeja de perder su independencia de Gran Bretaña. Entre este conflicto en el aire y el deseo de solo querer patear el balón, el tema se complicó bastante. Incluso para quienes fuimos con toda la emoción del mundo a ver la puesta en escena, que prácticamente ha sido borrada de la historia de sus creadores.
Hubo un intento de reescribirla, con un final más feliz, y hasta el nombre le cambiaron en su momento (ahora sería The Boys in the Photograph – Los chicos en la fotografía), pero tan claro fue que los autores la consideraron desechable, que quitaron su melodía más emblemática en esta segunda vuelta para luego regalársela a Love Never Dies, la secuela del Fantasma de la ópera. En fin. Como pueden ver es imposible separar el futbol de otros temas, pero trataremos de dejarlos en paz. Hace mucha falta que tengamos un placer puro estos días.