Milenio Tamaulipas

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

- Armando Fuentes Aguirre Catón afacaton@yahoo.com

La hermosa espía iba a ser fusilada. Eran los tiempos de la Revolución, y se descubrió que la mujer hacía labores de espionaje para Villa. Frente al pelotón de fusilamien­to que la iba a ejecutar se colocó Irahatam -así se llamaba la escultural fémina-, y en el momento en que los soldados le apuntaron dejó caer su abrigo y se mostró ante ellos en toda su espléndida desnudez. Al instante cayó muerta. Su caída y muerte fueron causa de asombro para todos los presentes, pues los soldados ni siquiera habían disparado sus fusiles. Se hizo la autopsia de la fallecida, y el médico forense presentó su informe: “La mujer murió a consecuenc­ia de numerosos botonazos de bragueta”. Mi tío Ernesto Valdés Dávila, de quien Dios goza ya, fue originario y vecino de la Villa de Arteaga, Coahuila, ahora Pueblo Mágico. Ingeniosís­imo señor, bautizó a su hijo con su mismo nombre, pero además le puso el mote “La Chiripa”, porque vino al mundo cuando él era ya de edad madura. Con ese apodo ha sido llamado mi querido primo incluso en el tiempo en que fue -igual que su padre- excelente alcalde de la Villa. Ahí tiene casa mi familia, pues nuestros cuatro abuelos nacieron en Palomas, que así fue conocido Arteaga en tiempos coloniales. Gran bailador mi tío Ernesto, a sus 80 años cansaba a muchachas de 20 bailando polkas, contradanz­as y redovas. Pero a más de eso fue notable conocedor de pastorelas, a la altura de Miguel Sabido, Iván Márquez y Wifredo Bosch. De él aprendí que a los diablos de la pastorela no hay que decirles así, diablos, pues pensarán que se les está invocando y acudirán para desgracia del que imprudente­mente usó la tal palabra. Se les debe decir “los nombrados”; así no se darán por aludidos y no vendrán. Al. nombrado se le representa siempre con una pata de chivo y otra de gallo. Así aparece en la lotería -”el diablito” se le llama ahí, para que no se ofenda-; así lo dibujó ayer el genial Paco Calderón en el espléndido cartón que hizo para Reforma. Lo de las patas tiene una explicació­n de origen religioso. Los predicador­es han visto siempre con sospecha las cosas del sexo, de la carne. (Por eso a través del humor ventilo yo esos temas tan naturales; para ayudar a quitarles las telarañas de morbo con que han sido cubiertas). Tanto el chivo como el gallo son considerad­os animales lúbricos. “Chivo verriondo”, se dice del primero, y sobre el segundo hay un travieso dicho mexicano. “¡Ay, quién tuviera la dicha del gallo, que nomás se le antoja y se monta a caballo!”. Los predicador­es le pusieron al diablo una pata de cada uno de esos animales, por pensar que el sexo es cosa del demonio, siendo que es una de las cosas más de Dios, pues a través de él se perpetúa la vida, y la vida es creación divina. Pues bien: sucede que Yeidckol Polevnsky, dirigente -es un decir- de Morena, pronunció el nombre del diablo, chamuco, demontre, diantre, papón, Mandinga, Pedro Botero, pateta, el malo, el maligno, el tentador, demonche, etcétera, que con esos nombres y otros muchos más es conocido el. nombrado. Dijo la señora: “Que no se atrevan a querer hacer un fraude porque se van a encontrar con el diablo”. Esperemos que el ángel caído -también así se le conoce- no haya escuchado esa declaració­n, pues se dará por aludido y vendrá a meter la cola en la elección o después de ella. Para impedir la indeseable presencia del. nombrado será indispensa­ble que los partidos actúen dentro de la legalidad, y que el INE añada a ese requisito los de objetivida­d e imparciali­dad, de modo que tengamos elecciones pacíficas, transparen­tes, limpias y ordenadas. Si eso no sucede nos va a llevar a todos el. nombrado. FIN.

Mirador

Historias del señor equis y de su trágica lucha contra La Burocracia El Funcionari­o del Estado hizo llamar al señor equis y le dijo: -Deberás cambiar de sombrero. El señor equis se atrevió a preguntar: -¿Por qué?

El Funcionari­o del Estado se dignó contestar: -Porque vivimos una época de cambio. En seguida el Funcionari­o le ordenó al señor equis que cambiara también de traje, de camisa y de zapatos. -Vivimos una época de cambio, ya te dije. Deberás cambiar igualmente de modo de andar, de hablar y de pensar.

En eso la esposa del señor equis se presentó ante el Funcionari­o y le preguntó: -Si vivimos una época de cambio ¿puedo yo cambiar de marido?

El señor equis se echó a llorar. ¡Hasta mañana!...

Manganitas

“. Se aparecerá el diablo, advirtió Yeidckol Polevnsky.”. Esa advertenci­a leí y no la pude creer, pues según mi parecer el demonio ya anda aquí.

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