Milenio Tamaulipas

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Armando Fuentes Aguirre Catón

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'on Chinguetas añoraba los buenos, viejos tiempos en que las mujeres usaban medias de nailon negras y liguero. Mórbidas, voluptuosa­s y sensuales eran esas medias con raya en medio, lo mismo que la prenda para sostenerla­s. Algún enemigo -o enemigadel masculino género inventó las llamadas pantimedia­s, especie de pantalonci­llo que si bien facilita el vestimento de las damas es contrario a las fantasías eróticas de los caballeros. Evocar la imagen de Sophia Loren y su memorable striptease ante Marcello Mastroiann­i en la película “Ayer, hoy y mañana” es revivir uno de los más vívidos sueños varoniles. Ahora esas medias y ligueros se encuentran sólo en los sex shops, benéficos establecim­ientos que, al decir de don Chinguetas, deberían ser tan numerosos como los Starbucks, y vistos con la misma naturalida­d con que se ve la tienda de convenienc­ia de la esquina. Todas esas disquisici­ones hubo de hacer el mencionado señor antes sus compañeros del club de golf cuando éstos descubrier­on, intrigados y divertidos a la vez, que don Chinguetas traía liguero femenino. Uno le preguntó, curioso: “¿Desde cuándo acostumbra­s llevar esa prenda?”. Respondió él, mohíno: “Desde que mi esposa encontró un liguero en el asiento trasero de mi coche, y le dije que era parte del atuendo que se usa para jugar golf”. Aplaudo -y con ambas manos, para mayor efecto- la iniciativa de los legislador­es de Morena tendiente a reducir a la mitad el financiami­ento público que los partidos políticos reciben. Aunque algunos opinantes consideran que esa medida tiende a debilitar -¿más?- a la oposición contraria a López Obrador, lo cierto es que las “prerrogati­vas” -nunca mejor empleado el término- entregadas a los partidos bien pueden calificars­e de groseras por su desmesura. Un país con tantos pobres no debe tener partidos políticos tan ricos. Más aún: algunos tendrían que desaparece­r, como el PES, de tufo confesiona­l en una nación laica, o el PT, negocio de familia sobre el cual han recaído señalamien­tos de grave corrupción. Morena yerra al tener como aliadas a esas organizaci­ones que sólo pueden existir merced a la viciosa legislació­n electoral que padecemos. En fin, sea cual fuere el objetivo que Morena busca con la reducción de los dineros que el Estado entrega a los partidos -dineros salidos del trabajo de los mexicanos, y que se deberían aplicar a fines de beneficio a la comunidad- la iniciativa es plausible, y es de desearse que se cumpla. La ciudadanía está harta de los abusos de los políticos. La medida propuesta por Morena reducirá ese hartazgo a la mitad. Don Algón sacó de un apuro muy grande a su linda secretaria Rosibel. Le dijo ella, emocionada: “¡No tengo palabras para agradecerl­e lo que hizo por mí!”. Permítame sugerirle algunas -propuso el salaz ejecutivo-. Cancún.Fin de semana. Hotel. Cama.”. Babalucas iba a ingresar a la universida­d, pero no sabía qué estudios emprender. Le preguntó a un amigo: “¿En qué carreras se puede ganar más dinero?”. El amigo, bromista, respondió: “En las del hipódromo”. “¡Cabrón! -se enojó Babalucas-. ¿Y quieres que estudie pa’ caballo?”. El chico adolescent­e le pidió a su papá: “Háblame de sexo”. “¡Ay, hijo! -suspiró el señor-. Tengo 15 años de casado con tu madre. ¡Ya casi olvidé todo lo concernien­te al tema!”. Aquel muchacho tenía extraño nombre: se llamaba Encore Menuhin-Moore. Explicaba: “Es que mis padres formaban un dúo de violín y piano, y yo no estaba en su programa”. Don Cornulio sorprendió a su esposa en brazos de su mejor amigo. Le reprochó, indignado, a la mujer: “¿Por qué me haces esto? ¡Y con mi mejor amigo!”. Replicó ella: “Deberías estar agradecido. Pude hacértelo con el peor”. FIN.

Mirador

Había un pastor mentiroso que gritaba: -¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo! Corrían los demás pastores a proteger sus greyes, pero el lobo no llegaba, y el pastor mentiroso reía de sus compañeros. Había un lobo mentiroso que gritaba: -¡Que vienen los pastores! ¡Que vienen los pastores! Los demás lobos corrían para salvarse de las hondas y palos de los rabadanes, pero los pastores no llegaban, y el lobo mentiroso reía de sus compañeros.

Cierto día se encontraro­n el pastor mentiroso y el mentiroso lobo. Hablaron entre sí; se conocieron bien. Al final de la conversaci­ón el lobo le propuso al pastor: -Los dos somos unos mentirosos. ¿Por qué no formamos un partido político?

¡Hasta mañana!...

Manganitas

“. Hay agua en Marte.”. Comentó con acrimonia una señora indiscreta: “Si hay agua en ese planeta ¿por qué falta en mi colonia?”.m

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