Humberto Zurita Eraña
$partir de la pasada elección presidencial, mucho se debatido sobre política. Tanto en redes sociales como en reuniones sociales, las opiniones surgen y generan interesantes intercambios de opiniones que reflejan el nivel de participación que hubo el 1 de julio en las urnas.
Considero que no solo se vale disentir, sino que es justamente por esa oportunidad que nuestra sociedad tiene de expresarse libremente, que gracias a ello ha sido factor de nuestro desarrollo democrático. Esto así lo demuestra la historia, desde el precolombino cuando Cuitláhuac se rebela a su Tlatoani Moctezuma, a los Insurgentes de la Nueva España a la Corona Española, y luego Francisco I. Madero al régimen de Porfirista, pasando Lázaro Cárdenas y su rechazo al maximato de Plutarco Elías Calles, y que decir de Manuel Gómez Morín al mismo Lázaro Cárdenas. Ya en años más recientes, el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas se reveló a Miguel de la Madrid, ejemplos que ilustran la contribución que la disidencia ha aportado al desarrollo histórico de nuestro país.
El valor inalterable en el cambio de posturas es la congruencia con las convicciones personales o las causas, lo que incluso podrían concederse oscilaciones bajo determinadas circunstancias, pero estas para ser válidas tienen que estar sustentadas en los valores antes mencionados.
Esta reflexión viene a colación por el intenso debate que ha generado la propuesta del virtual Presidente de la República de nombrar al Lic Manuel Bartlet como Director General de la Comisión Federal de Electricidad. Las críticas han surgido en su mayoría porque cuando fungía como Secretario de Gobernación y esa dependencia tenía la facultad de organizar las elecciones, presidiendo la Comisión Federal Electoral, a él le toco estar al frente de lo que se ha mencionado como la “caída del sistema”, con el cuestionamiento a los resultados de esa elección presidencial que históricamente se ha hecho.
Recordemos que la izquierda, históricamente desunida, en 1988 apoyó a Cuauhtémoc Cárdenas, quien logró convocar un amplio frente desde esa geometría política y contendió con el Frente Democrático Nacional, en donde con generosidad se unieron a su movimiento Rosario Ibarra de Piedra y el Ing. Heberto Castillo, declinando en favor del movimiento de democrático.
Por eso, ahora que muchos de los que en 1988 estuvieron o formaron parte de ese movimiento, disienten de esta propuesta, vale la pena poner en la mesa que es de suma importancia que existan voces críticas, que disientan, que debatan, pero sobre todo, que siempre recuerden la importancia de la libertad en que vivimos en nuestro país, ¿no cree Usted?