Sexo, un don de Dios, no un tabú: Francisco
El pontífice reorganiza el Sínodo de Obipos y también decreta que los católicos ordinarios deben ser consultados sobre temas de la Iglesia
El papa Francisco aseguró a un grupo de jóvenes que el sexo no debe ser “un tabú”, ni una dimensión humana “cosificada” o “usada para la diversión” como pretende la pornografía, a la cual comparó con “una industria de la mentira”. Las declaraciones del pontífice se dieron en una conversación libre que sostuvo con jóvenes de la diócesis francesa de GrenobleVienne, con quienes se reunió; el contenido de las preguntas y respuestas fue dado a conocer por la sala de prensa del Vaticano. “El sexo es un don de Dios. Nada de tabúes”, le contestó a una joven de 16 años, la cual le consultó sobre el valor del cuerpo.
Añadió que la grandeza de la sexualidad es que permite a las parejas convertirse en “uno solo” además de tener dos objetivos: amarse y generar vida.
Insistió en la necesidad de hablar y vivir la sexualidad desde “el amor entre el hombre y la mujer para toda la vida.
“Es cierto que nuestras debilidades, nuestras caídas espirituales, nos llevan a usar la sexualidad fuera de este camino tan bello del amor entre el hombre y la mujer. Pero son caídas”, abundó el papa.
Durante el diálogo, el papa preguntó si alguno conocía “la industria de la mentira”, luego comparó esa metáfora con la pornografía, que calificó como la “industria de la sexualidad separada del amor”.
Consulta a fieles
El papa Francisco reorganizó —con la constitución apostólica Episcopalis communio— la metodología y composición del Sínodo de Obispos. Al mimo tiempo, decretó que los católicos ordinarios deben ser consultados sobre los temas a los que se enfrenta la Iglesia y entre otros asuntos.
El pontífice publicó nuevas directrices para reformar el Sínodo de los Obispos, el cuerpo de consulta establecido hace 50 años para dar a los papas una forma organizada de juntar a los clérigos para debatir los problemas a los que se enfrenta la Iglesia.
En el pasado, los sínodos eran largas reuniones donde los clérigos hacían propuestas no vinculantes para que el papa las considerara en el futuro. Las nuevas normas dicen que el documento final de los obispos se convertirá en parte de su doctrina oficial, o magisterium, pero solo si el pontífice lo aprueba.
En la reforma, Francisco también estableció un proceso de consulta a los feligreses ante un sínodo.
El pontífice ha tratado de fomentar el debate en los sínodos y sus encuentros familiares de 2014 y 2015 se tornaron polémicos al abordar temas como si los católicos divorciados o vueltos a casar pueden recibir la comunión.