Crítica a Maestros del taco
Soy un gran admirador de los programas del chef Alfonso Cadena en el canal El Gourmet porque este señor no solo domina todo lo que tiene que ver con las artes culinarias, tiene una personalidad alucinante y es de verdad.
¿A qué me refiero cuando le digo que tiene una personalidad alucinante?
A que Poncho no es el típico chef de la tele. No, es como un cantante de rock, como un aventurero, como el amigo con el que te vas a la cantina.
¡Es un tipazo! Simpático, irreverente, entrañable.
¿Qué le trato de decir cuando le digo que este hombre es de verdad?
Que, a diferencia de otros cocineros, Poncho no está actuando, no está fingiendo.
Así es. Se nota. Y esto lo convierte en un garbanzo de a libra en el cotizado mundo de la televisión gastronómica.
¿Cuál es la nota? Que hoy, a las 21:30, por El Gourment, Poncho va a estrenar un programa que yo ya vi y que es la cosa más suculenta del planeta: Maestros del taco.
¿Qué es? Como su nombre lo indica, un programa de televisión sobre tacos, sobre lo que son, sobre cuántos hay, sobre cómo se preparan y sobre cuáles son los mejores.
No hay manera de verlo y de no salivar, de no querer salir corriendo a las taquerías que recomienda, de no agarrar una tortilla y preparar algo en la casa.
Pero, a ver, ¿Poncho cocina, come, viaja o qué? En Maestros del taco este gran chef hace todo eso y más. Déjeme le explico:
De lo que se trata aquí es de que Poncho recorra todo México, de norte a sur y de este a oeste, visitando las taquerías más famosas del país.
Desde las que venden tacos de carne asada hasta las que ofrecen tacos al pastor pasando por las que preparan tacos dorados, placeros, de canasta y más, muchos tipos de tacos más.
¿Cómo es que el señor Cadena se entera de cuáles son las mejores taquerías de México? Aquí viene lo más divino de
Maestros del taco: preguntándole a la gente.
¿Qué tiene esto de divino? Que el chef, en lugar de mostrarse arrogante como suele suceder en estos casos, le está entregan- do el programa a las audiencias. ¡Son ellas las que arman
Maestros del taco! ¡Son ellas las que participan! ¡Son ellas las que mandan!
¿Así o más genial? No, pero espérese, no le he dicho lo mejor.
Cuando Alfonso llega a las taquerías, en lugar de aplastarse en una silla a que los atiendan, vuelve a ir con la gente a preguntarle qué está comiendo, cuál es el taco que le recomienda y cuál es la salsa más rica.
Resultado: un programón de antología hecho del público para el público con el respaldo de un especialista y algo que me puede matar de placer: la participación de los taqueros.
En Michoacán, por ejemplo, nos enseñan a preparar la salsa para los tacos de carnitas. En Jalisco, la marinada de los tacos de trompo.
¡No, no, no, no, no! Esto es una locura colectiva, perfectamente bien producida y con muchos detalles cariñosos como la etiqueta que el conductor coloca en cada taquería que visita a manera de certificación para que los clientes vean que ahí estuvo El Gourmet.
Por lo que más quiera en la vida, luche con uñas y dientes por ver este lanzamiento hoy a las 21:30, sea feliz con esas imágenes, con esas sugerencias y coma tacos, muchos tacos.
Porque si esto es increíblemente bueno para nosotros, el país de los tacos, imagínese cuando se exporte, cuando se venda, cuando se vea en los mercados internacionales.
La vida de Poncho cambiará porque esto va a ser un cañonazo tan grande o más que otros éxitos de El Gourmet como Abuelita linda.
¡Qué maravilla! ¡Qué orgullo! Nos vemos a la noche en el canal El Gourmet. ¡Buen provecho!
Crónicas coreanas
En Corea me topé con una historia fabulosa: la de las buzas de Jeju. ¿Me creería si le dijera que estas señoras son Patrimonio Cultural de la Humanidad?
Hace muchos siglos, en la isla de Jeju, al sur de la península de Corea, la gente se la pasaba mal. Había hambre, pobreza y un territorio agreste.
Un buen día, las mujeres decidieron tomar las riendas de su destino y sin nada de conocimientos, sin nada de tecnología, se lanzaron a ese mar particularmente rudo para buscar, en el fondo, la comida para sus hijos.
Las buzas de Jeju le salvaron la vida a sus familias cuando nadie hablaba del empoderamiento femenino, encontraron la manera de pescar sin acabar con la naturaleza, se involucraron en importantes obras de responsabilidad social y hasta el día de hoy se meten sin oxígeno, sin aparatos, a buscar alimento para los demás.
No importa si están embarazadas, si tienen más de 60 años, si el mar está frío o picado, ellas cumplen y son el símbolo de muchas cosas hermosas que tienen que ver con cuestiones de género, ecología y espíritu emprendedor.
Y son tan amables, tan sencillas, tan generosas. Tuve el honor de charlar con una de ellas y, créame, su visión del mundo es otra. Urge aprender de las buzas de Jeju. Urge que los mexicanos las conozcamos más.