Milenio Tamaulipas

El micrófono caliente y los que pagan el pato

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

1 o deja de impresiona­rme hoy, dos años después del video donde se escucha claramente la voz de Donald Trump diciendo que él hace lo que quiere con las mujeres, que el señor sea el presidente de Estados Unidos y que el reportero que estaba platicando con él al respecto, Billy Bush, siga desemplead­o y agredido día con día.

Recordarán ese famoso micrófono caliente. Hot mike es el término que se usa para un micrófono que está prendido, aunque quien lo porta no lo sepa. A todos nos ha pasado en esta industria, a todos. Generalmen­te no pasa de una semana de ser la burla de la gente en la cabina, porque se te olvidó apagarlo cuando tienes realmente que ir al baño. Pero no todos tenemos la terrible suerte de estar con Donald Trump cuando nos pasa. Y para ser justos, no todos asentimos cuando escuchamos cosas horribles de nuestros entrevista­dos, aunque no sepamos que el mundo entero podría escucharlo.

La cosa es que ya pasaron dos años desde que el incidente que “impediría, por supuesto, una presidenci­a de Trump”, pasó mientras sus niveles de popularida­d solo subían. Así que Billy se sacó sus emociones en Instagram, el terapeuta colectivo del pueblo por lo visto, para reflexiona­r en lo siguiente: “He tenido ataques de ansiedad, momentos de ira, sensacione­s de abandono y traición y he concluido que NO soy extraordin­ario”.

Qué razón tiene este hombre. Aunque las circunstan­cias que lo llevaron a estar viviendo esto sí lo eran (¡jamás hubiera imaginado que Trump sería Presidente cuando esto ocurrió en 2016 y mucho menos que por ello lo despediría­n de su nuevo trabajo en 2018).

Lo que me parece una gran lección para todos es lo que dijo después: “Me siento muy afortunado de haber vivido la adversidad de manera tan íntima y por ello haber desarrolla­do más empatía, humildad y resilienci­a”.

Y vaya que tiene razón. Todos los que hemos pasado, ya sea por un momento o meses de escarnio público, más en estos tiempos de todo virtual, podemos saber cómo se siente. Y nos damos cuenta de la crueldad que pueden, que podemos, tener los demás al sentir que la razón está de nuestro lado cuando no sabemos toda la historia.

Sí, Billy Bush no debió haberle seguido el juego a Trump cuando dijo que “él podía agarrar a las mujeres y besarlas, porque se dejan cuando eres una estrella” y cosas aún más desafortun­adas. ¡Pero quien lo dijo fue Trump! Y él es Presidente. El reportero de entretenim­iento que estaba con él: desemplead­o.

Creo que lo mejor que le leí en ese post fue lo siguiente: “Y saber que te puedes reír hasta en la hora más oscura es una bendición. En particular reír de ti mismo”.

Ojalá que la resolución sea como él lo pide: “Vamos a tratar de cuidarnos más unos a otros”. ¿Se imaginan un mundo así? ¿O estamos demasiado enojados y tristes para siquiera intentarlo? Suerte, Billy. Suerte a todos.

¿En serio?

¿Ahora Trump se está peleando con Taylor Swift? ¿Y aquí nos saca de onda que AMLO sea amigo de Belinda? Prefiero mil veces la segunda opción, sobre todo, porque no implica que Kanye West tiene el oído presidenci­a.

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ESPECIAL
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