El reto de AMLO
El día de ayer primero de diciembre inició una nueva administración federal que tendrá la responsabilidad de dirigir el destino de México en los próximos seis años. El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha tomado las riendas del poder ejecutivo y con ello, comienza también el camino de un proyecto político que promete establecer las bases de una transformación social y económica.
Los desafíos a enfrentar son enormes. Por un lado, el contexto internacional se encuentra en una situación compleja. Las economías europeas aún no logran recuperarse de la crisis financiera y económica de 2008. La calidad de vida se encuentra estancada, la inversión productiva es limitada y la desigualdad continúa creciendo de forma alarmante en estas naciones.
Un caso es España, que a pesar de estar creciendo relativamente por arriba del promedio europeo, dicho crecimiento no se refleja en mejores trabajos e ingresos para la población de aquél país.
En el mismo sentido, las grandes potencias como Estados Unidos no logran reponerse de la crisis que cimbró al mundo hace ocho años. El 95% de los empleos que generó el anterior gobierno estadounidense fueron trabajos de medio tiempo: trabajos de baja calidad.
Lo anterior, y entre otras cosas, ha provocado gran preocupación tanto en el Partido Republicano como en el Partido Demócrata. Diversas voces como la congresista de este último partido Alexandria Ocasio-Cortez ha propuesto la implementación urgente de un Nuevo Tratado
Verde - Green New Deal- que permite generar nuevos empleos y al mismo tiempo combate los impactos del Cambio Climático.
En el caso de nuestro país, y específicamente en el tema económico, el Presidente López Obrador tiene el reto de romper con la inercia del estancamiento que se experimenta desde hace más de 30 años. A partir del inicio de los años 80s, se relegó la participación del sector público en la economía hacia actividades meramente administrativas, reguladoras y facilitadoras.
Un sector público débil enfocado únicamente a estas acciones no solo compromete la posibilidad de acceder a
mejores niveles de vida, sino también coloca a toda la sociedad en una situación de vulnerabilidad ante los impactos de los grandes problemas globales.
Nuestro país requiere un Estado Emprendedor, como lo sugiere la economista Mariana Mazzucato del University College London. Es decir, uno en donde el sector público tenga una participación dinámica y directa en la economía, con estrecha colaboración entre el sector privado y social.
Solo de esta manera se puede tener instituciones fuertes que permitan instrumentar estrategias como una política industrial moderna que genere crecimiento innovador, incluyente y sostenido.
Bajo un Estado Emprendedor, es posible generar altas expectativas de crecimiento a futuro que reaviven los espíritus animales del sector privado e impulse a éste para invertir en proyectos de alto impacto económico que provean empleos bien pagados y contribuyan al desarrollo de toda la sociedad. Además, con esto se le construiría al país un parachoques que reduzca los efectos de las crisis externas que lleguen a presentarse.
Esta siguiente etapa política debe tomarse como una gran oportunidad. Una oportunidad de replantear el camino y que éste nos lleve a alcanzar la nación que nos merecemos. Personalmente, tengo la confianza en que el nuevo gobierno trabajará para lograr ese objetivo.
El sector público tenga una participación dinámica y directa en la economía.