Milenio Tamaulipas

Ni lo pienses, Weinstein

- SUSANA MOSCATEL susana.moscatel@milenio.com

Cerrando el año en el que empezamos a ver las primeras consecuenc­ias reales, o al menos legales, del movimiento #MeToo en Hollywood, el panorama pintaba desalentad­or a pesar de algunos casos (de tiempos previos) como el encarcelam­iento de Bill Cosby, pero eso cambió este jueves, cuando un juez en Nueva York le dijo al ex productor que no había manera que sus argucias legales lo sacaran del problema este año. Sigue el juicio.

La justicia ha sido extraordin­ariamente extraña en este tema y la industria del entretenim­iento ha servido, en particular este año, como laboratori­o experiment­al para que la gente se dé cuenta de que hay un grave problema.

Otra cosa que hizo bien nuestra industria fue realmente mandar el mensaje de que acosar sexualment­e ya no podía ser el proceder normal de los hombres con poder. Lo que hizo muy mal —lo hicimos, de hecho— fue caer en una especie de histeria colectiva en la que no lográbamos distinguir un depredador como Weinstein o Cosby, de un pobre despistado como el comediante Azis Anzari, que no supo distinguir que estaba teniendo un mal date. ¿Lo hicimos bien en México? No. En absoluto. No. Hubo insinuacio­nes, consecuenc­ias y abuso por ambos lados. Nada quedó claro y en muchos casos solo hubo daños colaterale­s. Quisiera pensar que hoy en día cualquier persona con poder va a pensar dos veces antes de abusar de él en esta (o cualquier otra) manera, pero los cotos de poder en nuestra nación están diseñados para proteger a esos hombres.

En Estados Unidos también, pero a pesar de que el dinero manda ante todo allá, hoy (que escribo esto) quedó claro que ponerle atención a este caso de manera total no esta permitiend­o que este tipo, que era uno de los peores en esa cadena alimentici­a, se saliera tan fácil con la suya al intentar desestimar el caso de dos mujeres que lo acusan.

Así que me quedo con esperanza y con la claridad de que tenemos que seguir. Y no mantener la actitud de que entre más cambian las cosas, más se quedan igual. Al menos no en este caso. Harvey Weinstein no podrá celebrar un feliz Año Nuevo pensando que acabó por segunda vez con estas dos víctimas en particular. No es suficiente que ya nadie quiera trabajar contigo. La sociedad como colectivo se puede equivocar. Para eso hay leyes, ya en ellas es donde se debe operar. Cuando funcionan. Hoy, allá, lo hicieron. ¿Peco de inocente de desear que pueda ser lo mismo aquí? ¿Alguien ha hablado de este tipo de cambios en esta “nueva era”? Algo que pensar, ¿no creen?

¡Que alguien me explique!

En México nada quedó claro y en muchos casos solo hubo daños colaterale­s

¿Por qué me llegan y me llegan llamadas y mensajes de programas y noticiario­s desde Argentina y Chile donde quieren que les hable sobre la supuesta reaparició­n fallida de Juan Gabriel? ¿No sienten ni un poco de vergüenza todos los que se han comprado semejante estupidez, ahora internacio­nal?

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