Nada mal, ¿eh?
Todos los días hay errores en la cuarta transformeichon y, contra lo que pudiera pensarse, son de dedo. El problema es que han sido en materia presupuestaria y esto le da de comer a trolls, antilopez y derechairos que, como bien sabemos, están instalados en sus ritos de apareamiento. Ni modo, así es esto; te equivocas con los recursos a la cultura, a los discapacitados, a las universidades o a la diplomacia y lo tienes que pagar.
La bronca no es que cometas una pifia o dos o mil, sino que dadas las circunstancias de la oposición les va a costar la teatralización opositora.
Ahí sí, los encargados de la resistencia, debido a sus orígenes negados para cualquier acto de lucha combativa, dado su origen (en el PRI los preparan para decirle todo Sí al señor Presidente, en el PAN están hechos para señalar histéricamente a las revueltas, no para encabezarlas; y en el PRD están tan desconcertados que no saben si reír o llorar), así que deberían tomar algunos cursos propedéuticos al respecto porque de pronto se ven muy ridis.
Y aunque esto debería estar presupuestado, no deja meterle ruido al chicharrón. Hay que aplicar la segunda ley del Twitter: "Antes de mandarlo al pleno, hay que pensarlo muy bien". Digo, antes podías mandar cualquier barrabasada como la reforma energética o la educativa y pasaba de calle; ahora los priistas revisan cada párrafo como deberían haber revisado las cuentas de Chayito Robles y de la Loca academia de Javidús; si los panistas hubieran ultrachecado al padrote Padrés, el subjefe Diego no tendría que haberle facilitado algunos de sus departamentos de interés social para pagar la fianza.
Lo alucinante del fenómeno de la 4T es que los militaristas a ultranza de pronto abominan a los uniformados; los que corrieron a miles de personas sin pestañear, ahora se asustan de que despidan gente por el cambio de gobierno, como si eso no ocurriera cada seis años; y que hayan desaparecido obras de arte de Los Pinos es una señal de que los antiguos habitantes sí tenían intereses culturales.
Nos leemos el otro año, voy a ver si me admiten en La tremenda corte.
Lo alucinante de la 4T es que los militaristas ahora abominan a los uniformados