Pastorelas. Tres obras con tintes drag y de crítica
Pachecas a Belén ofrece comedia irreverente, por su parte Fernanda Tapia encabeza el ejercicio teatral que urbaniza a los pastores, y también está la versión más costumbrista, ésta edición tradicional mexicana
El eje de la Pastorela, ideado en 1527 en la Catedral de Cuernavaca, se mantiene con la narración de un grupo de pastores camino a adorar al Niño Dios; sin embargo, durante tres décadas Pachecas a Belén ofrece una reinvención
drag, y por otra parte, Fernanda Tapia encabeza un ejercicio teatral en el que el género se urbaniza, mientras que también está la Tradicional Pastorela Mexicana, la más cercana a la costumbre.
Comedia noir y diversidad
En el teatro Venustiano Carranza Sergio Alazcuaga, ataviado como
La Coña (una reinterpretación diabólica de La Doña), aceptó que
Pachecas a Belén transgrede las reglas básicas del escenario, con tal de ofrecer puro divertimento al espectador, atravésd es ushowdrag, pero que conserva el hilo de inspiración en los autos sacramentales traídos en la conquista por misioneros franciscanos.
“Es una gran responsabilidad, porque al subirte al escenario mereces y, el público, respeto (...) Cuando ves una función de cabaret escuchas palabras grandes que en el teatro están prohibidas por ética, pero aquí sí se permiten ”, detalló Alaz cu agaaM 2, sobre las funciones que ofrecen hasta el día 25.
Con pleno conocimiento, Ja vi er Yépez (Mamá Mela) aseguró que
su propuesta critica también el hecho de que “la religión se ha aprovechado de las costumbres populares para darle mayor impulso y los mexicanos hemos tomado esa idiosincrasia para ponerla en segundo plano y ponderar la diversión, la sangre azteca acepta la imposición clerical, pero destaca la fiesta, eso es lo bonito”.
Pachecas a Belén, consideró el actor Jorge Cachero, tiene un símil en la festividad de muertos: “En México nos carcajeamos de la muerte, aunque en otros lugares del mundo es más sacro y de luto, nosotros nos reímos y decimos: ‘Si de todos modos me voy a morir, chíngate un tequila y pásatela bien’, y esta pastorela es eso.
“Si de todos modos hay que ver el género tradicional y entender un tipo de creencia religiosa a través de ésto vamos a desvirtuarla y darle el toque mexicano de la diversión infinita, con la identificación del público y lo que sucede en el escenario, porque su vida real lo contiene, como la relación de odio y amor”, abundó Cachero. Daniel Vives Ego, La Supermana, se suma a la representación, que este año celebra 32 años, y se dijo fan de las pastorelas en general: “Me gustan, porque es este cuento evangelizador de los europeos para dominar a los nativos, pero ofrece tanto sincretismo, color y cosas por descubrir, que me apasiono, son fascinantes”.
Una visión actual
Fernanda Tapia encabeza, en el foro Rodolfo Usigli, la Pastorela Urbana, que se permite mantener la esencia del drama religioso que en Latinoamérica se desarrolló a partir del siglo XVI, pero lo funde con personajes del día a día: como son los vendedores ambulantes o los hinchas del Cruz Azul… unos pastores muy citadinos.
“Es una tradición, platicaba con cronistas de la ciudad, que viene desde la época catequizadora, con nuestros ancestros indígenas, pero aquí se adapta en una urbe de concreto, donde los demonios son el ratero, el policía corrupto y el gobernante, quienes quieren tu alma; también damos un mensaje actual, se volvió un espectáculo divertido”, aseguró Tapia en entrevista.
Para el director, Jorge Nieto, esta puesta en escena es “un honor y obligación como mexicano por mantener viva la tradición popular de la Pastorela, con personajes arquetípicos: pastores citadinos, un ángel y diablos con la misión de apoderarse del alma de estos atolondrados. Lo que la diferencia es que es totalmente familiar y una apuesta por la inteligencia del público”.
Costumbre y diversión
En el Claustro del Instituto Cultural Helénico se ofrecen funciones, desde el 15 y hasta el 26 de diciembre, de la Tradicional Pastorela
Mexicana, en la que el público disfruta las aventuras de los siete pecados capitales, representados por un pelotón de demonios que tienta a los pastores, custodiados por el Arcángel San Miguel y su escudero San Rafael.
“Esta Pastor el a, además de enaltecerlastradiciones, de ser un banquete de olores y sabor es al oído con música mexicana, es un juego con el público, una fiesta navideña mexicana, porque va acompañada de un testimonio de lo que se hacía en la época evangelizadora, con el símil de la crítica social, política y el relajo”, dijo Armando Tapia, quien es la ira en el montaje”.
“Hay que ver el género tradicional… desvirtuado con el toque mexicano de la diversión infinita”, asegura Cachero