Gabriel Rubio
Es tan sencillo culpar al otro, a la vida, a la rutina...
Apunto de concluir el año, una entrevista con nosotros mismos es fundamental: ¿Qué tanto valoramos a la gente que nos ama? ¿Cómo está el balance de pérdidas y ganancias emocionales este año? ¿Le dimos prioridad a la familia u otras cosas nos distrajeron de la escala de valores?
Tuve la fortuna de conocer al Dr. Erik Oswaldo Jiménez Domínguez, geriatra y escritor de temas de reconstrucción interior. En su libro “Rebeldía”, a punto de salir a la luz, encuadra en una novela el terrible drama del daño en la pareja a consecuencia del adulterio; una de las causas más dolorosas del derrumbe de la familia, y de todo lo construido dentro de nosotros. Menciona el Dr. Jiménez: “Gozar de una vida, un liderazgo y una familia emocional y espiritualmente saludable, no es cuestión de suerte, sino de la sabia aplicación de los principios que el autor y diseñador de la familia ha estipulado. La familia, sin importar su funcionalidad, está expuesta a momentos críticos”.
El egoísmo suele ser el primer paso camino al despeñadero… excusas sobran para cuando se ha decidido fallar y satisfacer de manera instintiva las propias necesidades y arrebatos. Es tan sencillo culpar al otro, a la vida, a la rutina… Uno de los personajes del libro pensaba para sí misma: “Si bien solían haber ‘días buenos’ -tal vez me trataba de convencer de ello- la mayoría eran reiteradamente grises, aburridos, carentes de alegría, espontaneidad, empatía; eso sí, plagados de escarnios mutuos ante el menor pretexto. Cuando comenzaba a esbozarse cierta tranquilidad en lo económico, esmero por parte de mi esposo por las labores del hogar y sutiles muestras de amor, regresaba a mi realidad, ese entorno que tanto me fustigó, pero por mi indiferencia y cobardía omití; hoy lamento no haber realizado alguna acciónefectiva para que las cosas menguaran.Los resultados me importaron poco, estuve consciente y decidida a proseguir sin importarme las secuelas”.
¿Qué tanto nos suenan familiares dichas excusas? Si hay algo en la escala de las cosas que importan, verse reflejados en esa novela, puede operar la gran diferencia para no entrar a un camino doloroso, del que puede ya no haber retorno.
Es tan sencillo culpar al otro, a la vida, a la rutina...