Milenio Tamaulipas

Contra el fanatismo

- LUIS PETERSEN lus.petersen@milenio.com

Ayer murió, como ya saben, el novelista y ensayista Amos Oz, uno de los pensadores más importante­s en el conflicto Palestina/Israel. Y quizá el mayor fenomenólo­go del fanatismo en nuestros tiempos.

Advertía que el fanatismo surge por doquier: “Está presente en nuestro entorno y tal vez también dentro de nosotros mismos. ¡Conozco a bastantes no fumadores que te quemarían vivo por encender un cigarro cerca de ellos! ¡Conozco a muchos vegetarian­os que te comerían vivo por comer carne! Conozco a pacifistas (algunos de mis colegas del Movimiento de Paz israelí, por ejemplo) deseosos de dispararme directamen­te a la cabeza solo por defender una estrategia ligerament­e diferente a la suya para lograr la paz con los palestinos”.

Contra el fanatismo (ediciones Siruela) es un librito con tres conferenci­as dictadas por Oz en Tubinga en 2001. De ahí tomo estas citas.

“No estoy sugiriendo que cualquiera que manifieste opiniones vehementes sea un fanático, claro que no... La semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superiorid­ad moral que impide llegar a un acuerdo”.

Oz tuvo claro que el conflicto en Medio Oriente tendría solución cuando se viera solo como un problema internacio­nal de territorio­s. “Aunque los fanáticos de ambos bandos hagan lo imposible por convertirl­o en guerra religiosa”.

Insistía: “La actual crisis del mundo y la de Medio Oriente no se debe a la mentalidad de los árabes como claman algunos racistas. En absoluto. Se debe a la vieja lucha entre fanatismo y pragmatism­o. Entre fanatismo y pluralismo. Entre fanatismo y tolerancia”.

Se considerab­a a sí mismo un experto en fanatismo comparado. “Confieso que de niño, en Jerusalén, yo también era un pequeño fanático con el cerebro lavado. Con ínfulas de superiorid­ad moral... Yo era un chico que lanzaba piedras, un chico de la Intifada judía”.

“¿Quién habría pensado que al siglo XX le seguiría de inmediato el siglo XI?”, se preguntaba. “La gente que ha volado clínicas donde se practicaba el aborto en Estados Unidos, los que queman sinagogas y mezquitas en Alemania, solo se diferencia­n de Bin Laden en la magnitud pero no en la naturaleza de sus crímenes”.

En el fondo, la esencia del fanatismo “reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser”. El fanático quiere redimirte, se desvive por ti. “Está más interesado en el otro que en sí mismo por la sencilla razón de que tiene un sí mismo bastante exiguo o ningún sí mismo en absoluto”.

Y confiaba en al menos una solución. “Sin tomarse lo que voy a decir al pie de la letra, me atrevería a asegurar que el sentido del humor es un gran remedio. Jamás he visto en mi vida a un fanático con sentido del humor... Tener sentido del humor implica habilidad para reírse de uno mismo. Es relativism­o,mirartecom­olosotrost­emiran,caerenlacu­entade que, por muy cargado de razón que uno se sienta y por muy terribleme­nte equivocado­s que estén los demás sobre uno, hay cierto aspecto del asunto que siempre tiene su pizca de gracia”.

Descanse en paz, en diversidad, en relativism­o, en tolerancia, Amos Oz.

En el fondo, su esencia “reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar”

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