Las becas a creadores
Creo en las becas como formas de compensación a los artistas e intelectuales que, sin recursos, tienen que aceptar el apoyo a creadores que otorga el gobierno desde Carlos Salinas de Gortari hasta Andrés Manuel López Obrador (salvo que el actual mandatario ordenecambiarlasreglasalaSecretaríadeCulturadeAlejandra Frausto. Haría bien…).
Las becas se han convertido en el veneno que fascina. Cadaañoalegríasydecepcionesenelcampocultural.¿Por qué unos sí y otros no? Por la calidad queda claro que no. Por la grilla parece que queda más obvio. Por las trayectorias tampoco es factible. Entonces, queda el camino de los años de experiencia pero escaso prestigio, y se las dan como forma de disculpa. Seguro cada quien puede poner un nombre y adivinar quién es quién en este panorama donde la cultura importa poco, pero las capillas son evidentes. Va para la música, la danza, el teatro, el cine y, más evidentemente, la literatura.
No doy nombres porque ya de por sí parezco el que denuncia a ellos y ellas, los incomparables artistas e intelectuales que han brillado por sus becas pero no por un prestigio para el país. Si fuera falso lo que digo, con tanto becado México sería una potencia mundial en cultura (lo prehispánico es aparte). Hay sí, atisbos de gente que anda en el mundo buscando el galardón que le niegan en su país. Algunos lo logran. Y hasta con creces, como es el caso de Alfonso Cuarón, innegable prestigio universal que le niegansuscríticosimprovisados,elvalorsocial,humano,declases,devida cotidiana que es su controvertido filme, Roma.
Decía Ezra Pound que una beca es un huevo de porcelana. No lo dice cualquiera. Pienso que deberían cambiar el sentido de las becas. Apoyos sobre obra, sí. Dinero en efectivo, no. Para que no caiga nadie en la tentacióndepagarrentasdemásde20milpesosparavivirenlacoloniaRoma,o viajaraParísconelerario.Mejorapoyarobras.Adquisicióndepiezaspara acerbo, como antes. Apoyo para exposiciones, obras de teatro, películas, coreografías. Y no becar a quién ya saben quién como dramaturgo, director, actor y dueño de un teatro, por ejemplo. Eso ya tendría que pasar a las ignominias de la cultura en México.
Ya basta de que en cultura también exista la deshonestidad intelectual –sin Constitución Moral–, y quieran que el gobierno les dé, les atienda, les mime y hasta aguanten su mal humor por el simple hecho de ser creadores. Ya no. Si el mismo presupuesto que existe se reinvirtiera de esa forma –apoyo a la obra, no dinero de por medio–, las reglas serían más éticas y menos corruptibles. Más cine, pintura, instalación, teatro, danza. Y a las artesanías lo que corresponde pero no como compasión al mundo indígena, no como la deuda de la clase mestiza, sí como el logro de un país grande gracias a esa raza de bronce, que nos honra a nivel mundial, hoy con Yalitza Aparicio, la actriz de Cuarón.
Sevanaincordiar.Noseenfermenadie.Mejorunabuenatomade conciencia y olvidar el compadrazgo, la dádiva estatal contra el trabajo creativo, el compromiso con causas que tienen que ver con uno mismo, que nadie da, que se toma por sí solo. Un verdadero artista e intelectual lo debería saber…y ejercer.
La cultura también es cambio de sexenio. ¿o no? ¡Feliz año 2019!
“Pienso que deberían cambiar el sentido de las becas. Apoyos sobre obra, sí. Dinero en efectivo, no”