Termina el año de la nostalgia
Tengo la sensación de que sabemos que ahora sí nada será igual en muchos sentidos. En la industria del espectáculo y sin duda en el periodismo ese es el caso. Estoy segura de que no soy la única que cierra 2018 con una sensación de absoluta incertidumbre sobre lo que va a pasar en nuestras vidas y qué se va a generar para el entretenimiento. ¿Será por eso qué nos hemos aferrado tanto a lo que nos hizo felices en el pasado?
Así que en honor a la nostalgia, puedo cerrar el año con el anuncio de que regresa Jesucristo Superestrella a los teatros, ahora producida por Alejandro Gou. También puedo apuntar que Les Misérables cierra el 2018 en una producción que el mismo Cameron Mackintosh, padre de la obra, fue re concebida para que las nuevas generaciones fueran al teatro. ¿Funcionó? Es interesante, pero veo muchos más millennials en general arriesgándose por su amor al teatro (como público) que otras generaciones. ¿Será que todos los baby boomers están viendo Hello Dolly? Nostalgia al fin de cuentas.
El 2018 también nos regresó a Luis Miguel. Bueno, más o menos. Digamos que la serie de su vida generó una realidad alterna de cómo Luis Miguel siempre se vio a sí mismo. A partir de lo extremo de la atención este año que cerramos creo que hay de dos caminos para él: estatus Frank Sinatra o conformarse con sus señoras de la primera fila. Las incondicionales. Las que no esperan nada.
El 2018 nos regreso a Freddie Mercury. Si bien muchos de nosotros jamás dejamos de escuchar a Queen, fue increíble ver como le brillaban los ojos a dos nuevas generaciones que nunca habían escuchado música tan poderosa. Y cómo sacaba a Maluma o similares de los primeros lugares de popularidad una y otra vez.
El año trató también de regresarnos a Juan Gabriel, pero lo que en realidad nos dio fue una lección de cómo nos encanta consumir cualquier tontería que nos digan. Sin embargo la nostalgia y el deseo, ahí estaban.
Y bueno, cuando todos los que habían asegurado que Lady Gaga solo había sido una moda, regresó de la mano de Bradley Cooper, en una nueva versión de Nace una estrella y le dio un enorme giro a su carrera que terminó con una residencia en Las Vegas. Igual que Cher, por cierto, quien lo hizo de la mano de Abba, quienes con Mamma Mía, aquí vamos otra vez tuvieron más éxito que con la primera. Y bueno, no podemos dejar de lado, en otro discurso completamente distinto pero absolutamente compuesto de nostalgia también, todo lo que ocurrió con Roma de Alfonso Cuarón. La historia alrededor de esa película es la fusión perfecta entre lo emocional, la industria y lo que fue a través de lo que será (hablando ya de como recibimos nuestra nostalgia). No sé ustedes, pero así prefiero recordar este 2018 en el espectáculo. Pero ahora quiero ver para adelante, porque se va a poner muy interesante … y rudo.
No sé ustedes, pero yo prefiero recordar así este 2018 en el mundo del espectáculo