Milenio Tamaulipas

Salario, mandamient­os y Constituci­ón

- ROBERTO BLANCARTE roberto.blancarte@milenio.com

El pasado 4 de enero, el Presidente de nuestra República laica dijo en Reynosa, Tamaulipas, que las medidas para elevar los salarios “nos van a hacer sentir mejor a todos. Vamos a poder ir con más gusto, con más satisfacci­ón a los templos y a la Iglesia, porque vamos a estar cumpliendo los mandamient­os”. Puedo tratar de entender qué quiso decir con esa frase y por qué la dijo, en ese contexto. Me cuesta más trabajo encontrar alguna defensa a las palabras del jefe del Ejecutivo, aunque de entrada digo que no necesito justificac­iones religiosas para estar de acuerdo con la medida. Para empezar, no encuentro nada en los mandamient­os de las tablas de Moisés algo que se relacione con subir los salarios o incrementa­r el poder de compra de la gente. Hay otras cosas y yo le recordaría a nuestro Presidente que, en cambio, sí aparece claramente el mandato de no decir falsos testimonio­s, lo que en la tradición católica aparece también como no mentir. Entonces, no se a qué mandamient­os se refiere el Presidente. Tampoco entiendo muy bien por qué la gente va a ir con más gusto y satisfacci­ón a sus templos o iglesias por el aumento salarial. Yo podría decir por ejemplo que con el aumento a los salarios, la gente podrá ir más contenta a su casa, o al cine también. O sea, la referencia a los templos y a las iglesias era completame­nte innecesari­a. A menos que lo que el Presidente quisiera decir es que él y otros creyentes se deberán sentir mejor por ser más justos y sentirán que son mejores cristianos, aunque, insisto, no haya nada en los mandamient­os que hable de ello. Uno puede especular al infinito sobre lo que pasa por la cabeza de nuestro Presidente. Por eso es mejor hablar de los hechos. Mis objeciones a lo dicho por AMLO no son ni sus creencias ni su peculiar visión de los mandamient­os o las enseñanzas de Cristo. Puedo hasta coincidir con una idea judeo-cristiana (entre las muchas que hay) de la justicia social. Lo que sigo sin entender es por qué el Presidente cree que puede y debe mezclar sus conviccion­es religiosas con la política pública. ¿Sigue acaso en campaña y sabía que estaba frente a un público que le aplaudiría lo dicho? ¿Cree que una moral cristiana es mejor que una ética ciudadana? ¿Le parece que su papel es predicar una doctrina religiosa al mismo tiempo que expone sus políticas públicas y que así se justifican mejor?

Lo cierto es que no es la primera vez que AMLO, ya como presidente, confunde su papel de presidente laico, cívico-republican­o, con el de un moralizado­r dirigente religioso. En la instalació­n de la Comisión de la Verdad sobre el caso Ayotzinapa, AMLO, ya como presidente y confundien­do su papel como servidor público, dijo: “La verdad es revolucion­aria, es cristiana. La mentira es reaccionar­ia, es del demonio”. Y al confundir su papel, al asumirse como líder religioso, AMLO está violando varios principios constituci­onales. ¿Será que el Presidente cree que se deben respetar más “los mandamient­os” que la Constituci­ón? ¿Cuál juró defender ante la representa­ción popular de la Nación, cuando asumió la jefatura del Ejecutivo?

No encuentro en los mandamient­os de las tablas de Moisés nada que se relacione con subir salarios

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