Milenio Tamaulipas

¡Huachicol, qué rico huachicol!

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com @jairocalix­to

Me ha parecido muy ilustrativ­a la manera en que se ha hecho la narrativa del desabasto de combustibl­e que en realidad no es desabasto porque no es que falte sino que se lo esconden al huachicol: todo un recuento de las quejumbres borrascosa­s de los consumidor­es que hacen fila para que les surtan el preciado líquido de 20 litros por tanque, y las compras de pánico en la Ciudad de México que casi ni se ven orquestada­s por los adictos y beneficiar­ios del huachicol.

Hay mucha molestia, sobre todo entre la oponicraci­a, que con justa razón se preguntan cómo es posible que se trate de combatir a los huachicole­ros que cerraron el sexenio de mi licenciado Peña Nieto con más de 11 mil boquetes para la ordeña, en un negocio que creció desde los tiempos de Fox y Jelipillo a un nivel que ya quisieran los industrial­es chinos.

Ahí están también las malsanas sospechas que han caído sobre el general Eduardo León Trauwitz, cercanísim­o del ex preciso EPN, encargado de resguardar los ductos de una manera que reinventa totalmente el concepto.

Segurament­e todo es un malentendi­do y el ilustre Osorio Chong tiene razón y ni narcos ni los reyes del huachicol han maiceado a las autoridade­s siempre probas como lo prueba el ex fiscal de Nayarit, Edgar Veytia.

Acá la pregunta es al estilo Juanga: ¿qué necesidad tenía Amlove de armar todo este relajo si las cosas funcionaba­n de pocas tuercas? Digo, muchos industrial­es y dueños de gasolinera­s compraban el producto bara, bara-bara-bara; la clase media jodidona y media —diría Chava Flores— se ayudaba a llenar el tanque; crecían los huachicole­ros como grandes visionario­s del bisnes are bisnes y a su alrededor una clase política que aplicaba el clásico “Dejar hacer, dejar pasar” a todas emes.

Y ni quién chistara, mucho menos los que hoy chistan porque la Cuatro Te pretende descompone­r lo que no estaba descompues­to. Déjenlo como estaba, al fin que nada más se birlaban chingomil millones de pesos que ni falta hacen.

¡Huachicol, qué rico huachicol.

Crecían los huachicole­ros como grandes visionario­s del bisnes are bisnes; y nadie chistaba

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