Gil Gamés
“Las filas para obtener combustible son salvajes, brutales, increíbles”
Gil bailaba sobre la duela de cedro blanco con un ritmo frenético: “A ella le gusta la gasolina / dale más gasolina / cómo le encanta la gasolina / dame más gasolina”. A Gamés le gusta la gasolina y se desliza en prohibidas danzas huachicoleras. El gobierno decidió enfrentar al crimen organizado alrededor del huachicol, esa es la buena noticia; la mala, que esa medida ocasionó un terrible desabasto en al menos seis estados de la República. Largas filas de coches, camiones, tráileres. Derrotaremos al huachicol, pero el comercio y el transporte perderán millones de pesos, miles de familias se verán afectadas.
Si Gil entendió bien, cosa improbable, los ductos que los ladrones intervienen fueron cerrados y la distribución de la gasolina se hace a través de camiones cisterna. No se preocupen, allá va un camión a Guanajuato desde Ciudad de México. El gobierno les asegura que llegará muy pronto, como la caballería de Custer. Si bien les va, 30 taxis, cinco camiones y 10 coches particulares tendrán sus buenos 10 litros de gasolina. Les pedimos su comprensión extraordinaria. Gamés no conocía la política interior de Daddy Yankee: dale más gasolina. ¡Todos a bailar!
El robo
Gil lo leyó en su periódico MILENIO. El presidente Liópez Obrador advirtió a los huachicoleros y corruptos que “no quieran jugar a las vencidas porque va a triunfar la ley y la justicia”. ¿Es un pájaro, es un avión? No: es Superliópez Obrador.
Gilga quedó frío ante esta declaración del Presidente: “el huachicol es una farsa, pues el robo de 60 mil millones de pesos al año de combustible es una cortina de humo porque en realidad este robo se permitía desde el gobierno”. Gil se puso más nervioso que huachicolero al pie de un ducto. A ver: hubo robo o no hubo robo, a Gamés le cayó encima la cortina de humo.
Si lo que ha dicho el Presidente es cierto, seguramente sabemos quiénes son los corruptos ladrones, ¿no vamos a acusarlos de semejante crimen? Gil no comprende: sabemos quiénes son los delincuentes, cuándo y cómo se robaban el combustible dentro del gobierno, en qué ductos.
El Presidente estaba con Kiko Vega, gobernador de Baja California, un estado por cierto inseguro a más no poder, y dijo que “de robarse mil pipas, logramos que se bajara a 36, imagínense si no lo logramos”. Lo han logrado, pero han dejado a la mitad del país sin gasolina.
Las filas para obtener combustible en las gasolineras son salvajes, brutales, increíbles. Cualquiera dejaría estacionado su coche, pero si ese coche significa el ingreso de una familia, a la cola y a esperar. Gilga no entiende, ¿era la única forma de combatir el huachicol? Gamés no recuerda un des abasto así ,¿ usted sí?
Breton aquí
Gamés sabe de la mesa surrealista de Breton, con unas patas cortas y otras largas por la perspectiva de un dibujo casero; del mismo modo le viene a la memoria el mingitorio de Marcel Duchamp pegado a una pared inútil donde nadie podría orinar, gran pieza simbólica de una obra a la que Octavio Paz llamó La apariencia desnuda. Gil propone que a estas grandes obras del surrealismo se añada el NAIM, un aeropuerto cuya obra se encontraba en 37% de avance y se canceló; así las casas (muletilla patrocinada en secreto por el Grupo Higa). Ese aeropuerto se siguió construyendo a sabiendas de que no se construiría. Breton y Duchamp se habrían desvanecido de placer. Construimos lo que no se construirá. Un surrealismo muy caro por cierto. Muy bonito.
¿Era la única forma de combatir el huachicol? Gamés no recuerda un desabasto así, ¿usted sí?
La Montijo
En la televisión hay un programa en el que se habla de cosas del mundo de la farándula. Los conductores tienen un problema en la corteza prefrontal, según Gamés, que se las da de neurólogo.
Galilea Montijo y sus 20 operaciones faciales decían cosas muy interesantes: “Que un mexicano haya hecho una película sobre Roma y que en mismo Venecia, en mismo Italia le den esa ovación. ¡Hay que ver la película!”. Una de sus compañeras a la que llaman Legarreta le dice un tanto ruborizada: “¡La película habla de México!”. “De los setenta”, interviene Araiza. “Ah”, responde Galilea,“¿Y por qué se llama Roma?”. Sus doctos amigos le contestan en coro: “¡Por la colonia!”. Dios de bondad.
Todo es muy raro, caracho, como diría Cantinflas: “ahí está el detalle”.