No es personal
Si yo fuera amigo de Daniel Goldin, no firmaría”, me dijo otro amigo —no tan en broma—, cuando recibimos la petición de restitución del ex director de la Biblioteca Vasconcelos. “¿Se le desea a un amigo regresar a despedir gente y a trabajar todavía con menos presupuesto?”.
Pero la firmé. No por Daniel — que, admirado y querido, encontrará muy pronto un espacio para levantar un proyecto a la altura de los que desarrollara no solo en la Vasconcelos sino en el FCE y en Océano— sino como toma de postura a favor tanto de la continuidad de su labor en la biblioteca que logró rescatar del caos y la irrelevancia como de esa visión interdisciplinaria e inclusiva en la política toda de fomento a la lectura del Estado mexicano.
Conozco lo que hizo Goldin en la Vasconcelos por las tantas veces que me involucró —como a tantos— en su proyecto. Porque — como a muchos escritores— me convocó a leer fragmentos de mis libros ante los usuarios y a discutirlos con ellos. Porque
—como a muchos portadores de saberes (como a muchos que tenemos un oficio)— me pidió celebrar un conversatorio sobre el mío —la producción televisiva y teatral— y ofrecer a los asistentes bibliografía al respecto. Porque —como a muchos directivos de instituciones y empresas que difunden la cultura a los que llamó a su- marse a su proyecto— cuando detectó en la Tv UNAM que dirigía yo una serie sobre usos de la arquitectura titulada Espacios, me pidió dedicar a la Biblioteca un capítulo (disponible en http://tv.unam.mx/portfolio-item/ espacios-biblioteca-vasconcelos/) que queda como testimonio de la notable empresa de animación cultural y educativa que acometió en la Vasconcelos.
Firmé no solo por una visión que hizo de un elefante blanco el cuarto recinto cultural más visitado del país, la sede de más de 2 mil actividades al año y la biblioteca pública con más impacto digital en el mundo —Goldin comprende que el libro no se agota en el papel— sino por una que postula la biblioteca no solo como repositorio de conocimiento sino como instancia que permite generarlo.
Firmé no por el hombre sino por su visión: la que hoy necesita el fomento a la lectura en México.
Goldin hizo de la Vasconcelos uno de los recintos más visitados