“Somos pueblo, no radicales de izquierda”
La termoeléctrica en Huexca, Morelos, ha puesto en un conflicto al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La disputa entre pobladores y autoridades aumenta cada día ante la inminente decisión de echar a andar este megaproyecto o cancelarlo definitivamente.
La visita del Presidente a Cuautla para presentar la propuesta del gobierno federal en este caso buscaba disminuir la tensión, pero eso no ocurrió.
Un grupo de ejidatarios opositores a la termoeléctrica no dejó de manifestarse durante toda la ceremonia, y el mandatario terminó por tacharlos de “conservadores”.
“Somos pueblo, no radicales de izquierda”, refutó ayer Teresa Castellanos, pobladora de Huexca y que se opone a la termoeléctrica con el argumento de que habría afectaciones ambientales a su comunidad y a sus habitantes.
“Somos gente consciente, aunque él (López Obrador) diga que somos personas pagadas y que además no queremos escuchar”, aseguró Castellanos.
“No sé por qué se espanta, sabemos que su trayectoria siempre ha sido de opositor”, abundó Miguel Ángel Álvarez, uno de los mil pobladores que tiene Huexca, comunidad más cercana a la termoeléctrica, localizada apenas a un kilómetro de distancia.
Pero otros ejidatarios amagan con recurrir a otras medidas si se aprueba este proyecto.
“Atente a las consecuencias, va a correr sangre en Morelos”, gritó un hombre al menos tres ocasiones durante el acto oficial del Presidente del domingo.
La última advertencia la lanzó cuando López Obrador pidió a los asistentes al balneario El Almeal votar a mano alzada si estaban de acuerdo con la consulta popular que se realizará en un par de semanas en todo Morelos y algunos municipios de Puebla y Tlaxcala.
Los pobladores ni siquiera aceptan la consulta pública que ofreció el Presidente, acusan que está “amañada”.
“Ya están comprando conciencias en las casas. Les están dando 500 pesos para que voten a favor”, denunció Álvarez.