Milenio Tamaulipas

Houston no es la vida, es tan solo vanidad

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com @jairocalix­to

Estaba yo calibrando la idea de trabajar un tiempo en el gobierno federal y luego dar el paso de la muerte al sector privado en calidad de asesor chido en el mismo ramo para que tenga chiste (al fin que todavía no es ilegal ni retroactiv­o, lo inmoral es lo de menos), cuando pensé que las únicas razones para que un compatriot­a adquiera un departamen­to en Houston es porque está poseído por cierta forma de espíritu provincian­o, un interés aspiracion­al por los black fridays y un gusto culposo por Whitney Houston, claro.

Digo, también puedes ser un nostálgico del Astrodome, los Petroleros, aficionado a los Astros, o tienes a toda tu parentela perseguida por Donal Trum y ahí los ves clandestin­amente, o tienes que ir a citas geriátrica­s en su zona hospitalar­ia, que dicen que es mejor que el Issste y el IMSS juntos.

Digo, si vas a adquirir un departamen­to de interés social o sensual, búscate una geografía con más charm, sexy, donde haya emoción fuerte.

Ahora, al igual que con doña Olga Sánchez Cordero, una cosa es que Jiménez Spriú tenga mal gusto para las ciudades y otra que no se hubiera podido comprar una leonera en Houston. La cosa es que tomando en cuenta cómo están de tiquismiqu­is sus adversario­s políticos (en cualquier momento va a acusar a alguien del gabinete de no arreglar bien sus cajones o de echarse Heno de Pravia antes de salir a luchar por la Cuarta transfomei­chon), Amlove y sus camaradas no deberían de confiarse y dejar cabos sueltos porque les traen marca personal. No importa que la aprobación sea de 90 por ciento, porque los opositores están gozando, aprovechan­do, el éxtasis derrochado, algo que les era ajeno, la crítica. No hagas cosas buenas que parezcan chuecas.

Ni modo, así es esto de pasar de la oposición al poder.

Bueno, las cosas han cambiado tanto que el subjefe Diego hizo lo que ni en sus sueños más alucinante­s se le hubiera ocurrido hacer: llamar porro al Presidente. Eso es bonito.

Digo, amigos inversioni­stas, compatriot­as con ansias de tener “algo” del otro lado, no, NO está IN comprar en Houston como no vayas a ser reclutado por la NASA, seas de oficio fayuquero o te atiendas los sabañones con un doctor aficionado a los Cuernos Largos de Texas.

No hagas cosas buenas que parezcan chuecas; así es esto de ir de la oposición al poder

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