Milenio Tamaulipas

La búsqueda de la sabiduría

- IRMA VELA martinezir­ma1477@hotmail.com

Hace tiempo leí acerca de una leyenda:El cuento del anillo, de “esto también pasará”. Pues bien, en esa historia que leí, era la historia del rey David, que le dejó a su hijo Salomón un anillo, la leyenda “esto también pasará”, es el aprendizaj­e. Cuando Salomón le pidió sabiduría a Dios, no fue mediante una varita mágica que de repente la tuvo, no; fue a costa de aprendizaj­e de vida. El rey David le dio un anillo de oro y le dijo a Salomón, “cuando estés muy bien en la vida, velo de frente y cuando estés muy mal, voltéalo”.

Salomón estaba muy bien, mucha riqueza; sin embargo, estando en la cumbre, de tantas cosas, vio el anillo de frente, entonces leyó su leyenda: Esto también pasará.

Siguió el rey Salomón su vida, con todas las riquezas, poder, mujeres, entonces le dijo a un demonio.

-Como tú que eres un demonio, ¿te con- sideras tan fuerte? Si yo, que soy un humano, te puedo manejar... Entonces el demonio le dijo: -Dame tu anillo, vas a ver qué va a pasar...

Salomón, ante tal reto y la curiosidad de alguien que le fascina el conocimien­to, le otorgó el anillo al demonio y el demonio lo agarró, voló y se lo llevó 40 kilómetros, lejos de su reino. Salomón tuvo que regresar caminando, agotado, cansado, sucio, maltratado, nadie le creía que era el rey Salomón, se reían en su cara de él, la gente se burlaba y Salomón tuvo que pedir comida de casa en casa, porque nadie le creía que era el rey de aquel reino. Durante tres años Salomón anduvo pidiendo comida, con hambre rogando y nadie le creía; entonces, con hambre, cansado, agotado, tomó el anillo y lo volteó, tal como le había dicho el rey David, su padre y cuál va siendo su sorpresa, al leer la leyenda: Esto también pasará...

Salomón al leer la leyenda, tomó fortaleza, luchó por su reino, lo volvió a conquistar.

Y entonces, fue el momento, en que Dios le otorgó la sabiduría que tanto pidió.

El proceso de obtener la sabiduría no es fácil, no es por varita mágica; son pruebas, son trancazos, es hambre, de ahí viene el ayuno, solo un alma muy noble y que busca crecer se ofrece y acepta tanto sacrificio.

Pero en fin, a cada quién le toca desde su vida aprender; uno decide cuándo, de qué manera y con quién.

Son pruebas, son trancazos, es hambre, de ahí viene el ayuno

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