Confesiones de mujeres de 30
Si a usted, como a mí, le gusta ir al teatro a divertirse, a reír y a echar relajo tiene que luchar por ir a ver ya la nueva versión de Confesiones de mujeres de 30, que se acaba de estrenar en el teatro Fernando Soler de Ciudad de México.
¿Por qué? Primero, porque Confesiones de mujeres de 30 es garantía. Este espectáculo se ha puesto muchas veces desde los años 90 y no hay manera de verlo y de no carcajearse. Es un show donde hay certeza, donde nadie está jugando con el dinero del público.
Confesiones de mujeres de 30 es un clásico del desmadre femenino. Es algo que hay que ver por encima de cualquier cosa. Punto.
Segundo, porque los responsables de esta puesta en escena la adaptaron perfectamente bien a la realidad de 2019. Todo lo que miles de personas están viviendo ahora con las redes sociales, con el Tinder y con muchas cosas más, está ahí y eso es delicioso.
De hecho, para quienes hemos visto esta obra desde que nació, verla hoy, verla así, es una experiencia hipergozosa, porque es volver a ver lo que ya conocíamos, pero al mismo tiempo, es como ver otra cosa. Es como si Confesiones de mujeres de 30 hubiera crecido con nosotros y eso es muy bonito, porque la convierte en parte de nuestra vida, como si se tratara de una vieja amiga. ¡Me encanta!
Tercero, porque el ambiente en el teatro es inmejorable. Por alguna extraña razón la gente que va a ver este espectáculo va de buenas y hay un punto en que todos nos ponemos así, de buenas. No parece que uno estuviera viendo una obra de teatro. Parece que uno está en una fiesta multitudinaria, en una gran pachanga donde las chavas se descosen y donde, en general, todo el mundo dice y hace unas cosas delirantes. Como usted sa- be, Confesiones de mujeres de 30 es un show donde el público participa y, con un poco de suerte, hasta se puede llevar un par de condones. Yo, en lo personal, adoro esta clase de montajes, porque siento queestoyenuninmensovideojuego, porque creo en la experiencia teatral más allá de la butaca.
Y, por último, le digo que tiene que luchar por ver esta producción de Morris Gilbert, Mejor