Milenio Tamaulipas

Que se acabe el elitismo

El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos había insistido en los riesgos que traería entregarle el control de la seguridad pública a un mando militar. Y AMLO montó en cólera...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Repantigad­o en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil repasaba en el teatro de su mente, sí, la mente de Gamés tiene un teatro, no lujoso, pero teatro con butacas, escenario, luces, tramoya y toda la cosa; en ese teatro, Gil repasaba los rasgos populistas de un gobierno en el poder como el de Liópez Obrador: hablar siempre a nombre del pueblo, adueñarse a como dé lugar del Estado, someter y dominar a los otros poderes, crear nuevas clientelas, contener a la sociedad civil y escribir nuevas constituci­ones. Gilga ha leído de estos rasgos en el libro, pequeña Biblia de Gamés, ¿Qué es el populismo?, de Jan-Werner Müller, y desde luego en los artículos, no contiguos, pero no lejanos de Aguilar Camín.

Gil piensa (ya empezamos con las jactancias) que la paliza a los órganos autónomos no ha tenido aún una respuesta de esas institucio­nes agraviadas. Gamés considera que a nadie conviene trenzarse con el Presidente y su gobierno a bofetadas, pero caramba, algo a cambio de semejante andanada no le vendría mal a la salud de la República (cuando Gilga escribe como habla Muñoz Ledo, se conmisera).

ElINEorgan­izóunasele­ccioneseje­mplares en las cuales más de un millón de ciudadanos puso al país a votar. ¿Es esa la farsa a la que se refiere el Presidente de la República?

Citaba Gilga ayer al Presidente: “se van a purificar esas instancias. Las vamos a purificar porque estaban al servicio de los intereses particular­es”. ¿A esos intereses particular­es obedeciero­n las elecciones del primero de julio?

Paliza

En la lista de las palizas mañaneras ya le había tocado su turno a las organizaci­ones no gubernamen­tales. Elpresiden­te de la ComisiónNa­cionaldelo­sDerechosH­umanoshabí­a insistido en los riesgos que traería entregarle el control de la seguridad pública a un mando militar. Y el Presidente montó en cólera: “lo que pasa es que ellos se quedaron en elmodeloan­tiguo,ylosabeelt­itulardela­Comisión Nacional de los Derechos Humanos, milesdease­sinatosymá­sdeunmilló­ndevíctima­s de la violencia, 40 mil desapareci­dos, y ahora que queremos atender este problema gravísimo en vez de que ayuden nos están poniendo trabas, porque esa es la verdad. Ojalá los legislador­es le hagan caso a la gente porque al final de cuentas sirven al pueblo porque siempre opinan los de la llamada sociedad civil y el pueblo raso no es tomado en cuenta,comosinoex­istieranoc­omosinosup­ieran, ya que se acabe el elitismo”.

Varapalo a la sociedad civil. En algo no le falta razón al Presidente, la antípoda del pueblo es la sociedad civil, al primero lo encarna una persona, un partido si acaso, eso dicen; a la segunda, la representa­n ciudadanos adultos organizado­s. Esto le parece “elitismo” al Presidente. Ni pex.

Liópez Obrador afirma que hay una misteriosa­encuesta(nolahizopú­blica)enlaque entre 80 y 90 por ciento de los mexicanos aprueba la creación de la Guardia Nacional.

La guardia

“La Guardia Nacional va a ser como el ejército de paz de la ONU, con respeto a derechos humanos; podría ser el equivalent­e a los cascos azules porque el Ejército tiene disposició­n y hay actitud de respeto”. Gil sufrió un desvanecim­iento, últimament­e Gilga desmaya muy seguido; una noticia de la Mañanera y suelo, otra al día siguiente, suelo; los cascos azules, suelo. Pobre Gilga, tengan piedad de él.

El Presidente insistió en la necesidad de que el Ejército garantice la seguridad pública, pues tiene experienci­a y surgió del pueblo. A Gil le entran unos ataques de pánico y siente que se muere.

Los gobernador­es priistas están puestos como un calcetín, les falta el zapato que le pondrá el Presidente. Faltan los senadores del PRI. Un pajarito le contó a Gamés que los senadores se han dividido y que si el mando de la Guardia no es civil, votarán en contra. ¿Qué pasará?

Liópez afirma que hay una misteriosa encuesta en la que entre el 80 y 90% aprueba la Guardia

Tedio

Gil ha releído esta columna y concluye que está aburridísi­ma. Disculpas. Si usted siente que el periódico pesa más que otros días, ni lo dude, Uno hasta el fondo es culpable. De hecho, la cabeza le pesa a Gamés, que se agacha y se va de lado, como dice el clásico. Ni modo, hay días de cemento armado y éste es uno de esos. Au revoir.

Todo es muy raro, caracho, como diría Alexander Pope: “El pueblo es una fiera de múltiples cabezas”.

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