¡Aburrición!
Nos hemos vuelto predecibles y aburridos. Digo, no es que no lo fuéramos antes pero ahora es más notorio. Aparece una nota, por ejemplo, que AMLO está en contra de la malaria, como dice el meme, y ya sabemos quiénes se van a poner del lado de los mosquitos y en pie de lucha contra tan terrible enfermedad. De hecho, la única diferencia es el nivel de histeria telenovelera que se aplica a cada caso. El tamaño del patetismo también.
Incluso nuestros aguerridos reyes de la caricaturización millennial vía las redes sociales se han instalado en la onda memesáurica y tediosa.
Pasó con el huachicol, con las guarderías, el nuevo aigriopuerto, la Guardia Nacional y pasará con cualquier cosa que se acumule esta semana.
Nadie se salva. Nadie. Ustedes saben quiénes somos.
Quizá se deba a que todos nos sentimos obligados a tener una posición y defenderla, atacar a los contrarios con alma de cruzado ya sea por ideología, conveniencia económica, para mear territorio o quedar bien con el clan al que se pertenece o se quiere pertenecer. Y lo mismo, la única diferencia es el tamaño del melodrama ranchero.
Digo, no está mal señalar al poder y escrutarle sus pifias, pero parece que se trata solo de mirar al panda y de olvidarse del resto de la zoología nada fantástica que nos rodea.
Digo, ahí está el noble Chapitas Eruviel con su desfalco de 14 mil mdp y nomás lo dejaron pasar, mientras al grupo de maleantes que abandonaron el PRD, entre ellos varios notables vivales con severas acusaciones de atraco en despoblado, no los pelaron hasta que votaron con Morena a favor de la Guardia Nacional.
Y qué decir de los más de 150 curas pederastas acusados que la jerarquía niega pero que hasta estuvieron en el tambo, también se les están yendo vivos.
O el juez encargado del polémico caso de los Porkys violadores que fue acusado de corrupción, sorpresivamente, en este y otros casos.
Ya en el colmo está lo de una consulta para llevar a juicio político y al tambo a los expresichentes —pura finísima persona— y luego, luego saltaron los de Derechos Humanos y las organizaciones de la sociedad civil cualquier cosa que eso signifique, a decir que es persecución política y demás.
Aburrámonos todos, pues.
Si AMLO está contra la malaria, ya sabemos quiénes se van a poner del lado de los mosquitos