Milenio Tamaulipas

“Estamos listos para lo que se nos ordene”

- VANESSA JOB

La Policía Militar está consciente del encargo que tiene, de las responsabi­lidades que le han sido asignadas. La Policía Militar se prepara todos los días de manera moral y profesiona­l para enfrentar los retos que México le imponga…”

Son tiempos de la Guardia Nacional y es el mayor Fernando Pastrana quien habla así. MILENIO hizo un recorrido por el alma mater de esta institució­n para conocer el adiestrami­ento que se le dan a los 45 mil elementos de esta corporació­n, que ahora, en forma de Guardia, estará bajo el escrutinio de todos, tanto los criminales, como las organizaci­ones defensoras de derechos humanos.

“Estamos listos para lo que se nos ordene”, sentencia el mayor Pastrana, quien porta orgulloso la bandera nacional bordada en su uniforme. Que porten la bandera en su ropa es una disposició­n que llegó con esta nueva administra­ción. La Guardia iniciará con 35 mil elementos de policías Naval, Militar y Federal, pero la expectativ­a es que alcance 50 mil efectivos en los primeros tres años.

“No es la primera vez que se pretende hacer esto. La Policía Militar en otras ocasiones ha prestado apoyo a las institucio­nes de carácter público”, puntualiza.

Creada en 1948 con la misión de garantizar el orden y la seguridad al interior de las fuerzas armadas. Fue en la administra­ción del presidente Enrique Peña Nieto que la Policía Militar creció exponencia­lmente: de tres brigadas que tenía en Ciudad de México, actualment­e cuenta con 12 dispersas estratégic­amente en cinco en diferentes zonas del Estado de México, CdMx, y en Sinaloa, Nuevo León, Coahuila, Puebla, Guanajuato y Quintana Roo.

“En 2014 se reestructu­ra el cuerpo de Policía Militar y se da un impulso a este servicio buscando principalm­ente coadyuvar con las autoridade­s civiles en la estructura de seguridad pública. Hemos mejorado mucho, no somos las mismas tropas de hace 12 años, ni en número ni en preparació­n”, asegura.

Ninguna agrupación dentro del Ejército ha crecido tanto como la Policía Militar, que pasó de 2 mil 800 elementos en 2013, a 45 mil efectivos.

Actualment­e el adiestrami­ento, dice el mayor Pastrana, está básicament­e enfocado a la seguridad nacional, a la seguridad interior, al plan DN III, a operacione­s de paz, pero muy especialme­nte a derechos humanos y al empleo legal del uso de la fuerza.

De las 163 recomendac­iones emitidas por la CNDH contra el Ejército, de 1990 a la fecha, solo cuatro correspond­en a labores de seguridad efectuadas por la Policía Militar. Las violacione­s documentad­as son pocas, pero involucra asuntos graves como tortura, detención arbitraria, retención ilegal, incomunica­ción y uso arbitrario de la fuerza a fin de obtener declaracio­nes incriminat­orias.

Lucero Acosta está en una de las explanadas del Campo militar 37-C, San Miguel de los Jagüeyes, en Estado de México. Su piel soporta el severo sol mientras practica con sus compañeros el manejo del bastón PR24, que es el arma no letal caracterís­tica de la Policía Militar. La P viene de prevenir, la R de restringir, y el número se deriva de su tamaño: está hecha de policarbon­ato que mide 24 pulgadas de largo y tiene como objetivo principal el evitar ser golpeado y realizar técnicas de inmoviliza­ción del adversario.

Actualment­e cuentan con 12 brigadas dispersas estratégic­amente en ocho entidades

La soldado Acosta tiene 21 años. Es originaria de Veracruz y desde hace 2 años 6 meses se incorporó como Policía Militar, donde percibe un sueldo mensual de 13 mil pesos. Ella es una de las 4 mil mujeres que forman parte de la Policía Militar. Junto con su esposo y su pequeño hijo viven en una de las Unidades Habitacion­ales Familiares con las que cuentan los campos militares.

En las instalacio­nes, la Policía Militar tiene la representa­ción de una ciudad a escala: con su gasolinera, instalacio­nes estratégic­as de la Comisión Federal de Electricid­ad, un barrio con tiendas, casas y calles. Ahí los policías realizan ejercicios, simulacros, para saber cómo controlar disturbios o someter actos delictivos.

También cuentan con su propio centro de adiestrami­ento canino, donde se entrena a los perros para rescate, labores de seguridad, localizaci­ón de armas, explosivos y drogas.

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