Tortas y retortas
Ya no se sabe quién es más enfadoso, si Miguel Bosé, que de pronto descubre una vocación política que nunca reveló ni en los peores agitados momentos de la historia reciente de España y Latinoamérica, o Mike Pence, vicepresidente gringo que, en el mejor estilo del clásico “Big stick”, en una sesión espiritista del Grupo de Lima donde cohabitan los defensores de la difícil libertad, exigió a México y Uruguay que apoyen a Guaidó (ese notable justiciero que anda por la vida invocando invasiones gringas por doquier) en su afán de que el humanista Tío Trump mande a los marines a salvar Venezuela. Ya se sabe, ese gran demócrata que acusó al maestro de maestros, Spike Lee, de ser racista en su contra en la entrega de los premios Oscar, cuando al recibir la estatuilla el cineasta les propuso a todos unirse en contra del odio y a favor del amor y a “hacer lo correcto” (en referencia a una de sus películas esenciales) en las próximas elecciones. Bueno, el buen Donald sin temor a los dioses afirmó sin morderse la lengua que ningún presidente había hecho tanto por los afroamericanos como él.
Sí, ajá.
¿Quiénes serán sus asesores, Sergio Goyri, Javier Lozano, Yuri y los del Grupo Sin Ángel?
Bueno, el asunto es que esto ya genera una nueva encrucijada. Ahí tenemos a los cultos antílopez que ya presionan para que la Cuarta transformeichon se pliegue a la amable sugerencia de Pence de rodillas, porque la patria ya no es primero, antes está el sereno antichavismo para convertir a Guaidó en dios huichol.
A menos que ese lugar le sea otorgado a Jorge Ramos, que logró llevar al límite de su paciencia a Maduro, que de por sí no es mucha, nomás porque le dijo que era un miserable, un canalla y un mal dictador. Nada más faltó que lo hiciera al ritmo de “Seré tu amante bandido”.
Digo, no estoy seguro que haya sido buena idea, sobre todo porque lo que don Sergio va a conseguir es que se unan mi licenciado Peña, Donald Trum y Maduro, pero en su contra.
Eso sí, el venezolano hasta parece nuevo al caer en esa triquiñuela. Debería aprender de el dotor Mit, que a pesar del debate y el señalamiento, ni sudó ni se acongojó al pasar por la puerta giratoria y dejarse reclutar por HSBC.
¿Sergio Goyri, Javier Lozano, Yuri y los del Grupo Sin Ángel, asesores de Trump?