Milenio Tamaulipas

Guillermo Valdés

“La PF se va al caño por puros prejuicios y terquedad presidenci­al”

- GUILLERMO VALDÉS CASTELLANO­S

Los términos en que fue aprobada la Guardia Nacional solucionar­on un doble problema político, pero no el de la seguridad. Primero evitaron la militariza­ción permanente de la seguridad pública y, segundo, frena un empoderami­ento del Ejército en detrimento del equilibrio histórico entre civiles y militares en asuntos políticos. Por esa razón son buenas noticias, tanto el cambio a la minuta de AMLO, como el proceso político que lo hizo posible: la unión de la oposición, la participac­ión de expertos y la disposició­n de Morena a negociar. No obstante, AMLO y la Sedena consiguier­on la protección jurídica para utilizar al Ejército en seguridad, acotada a cinco años, lo cual era indispensa­ble. Habrá que ver si la reglamenta­ción de esa participac­ión se apega a lo establecid­o en el artículo transitori­o: que sea extraordin­aria, focalizada, subordinad­a y complement­aria.

Sin embargo, lo aprobado por el Congreso no necesariam­ente resolverá el problema de la seguridad por dos objeciones y una duda. Primera: la creación misma de la Guardia. Es absurdo crear desde cero una institució­n que será un galimatías presupuest­al, administra­tivo, funcional y de cultura organizaci­onal. Va a tomar mucho tiempo conjuntar a los elementos de Marina, Defensa y Policía Federal bajo una sola organizaci­ónyunifica­rtodo(rangos,salariosyc­ondiciones­laborales,formación,carrerapro­fesional,procedimie­ntosoperat­ivos,disciplina, logística, etcétera) para poder hablar de una fuerza cohesionad­a que le permita ser eficaz en las tareas de seguridad. Se perderán muchos meses o años. Teniendo a la Policía Federal —el esfuerzo más serio de los cuatro gobiernos anteriores en materia de policía—, lo sensato y lógico era depurarla y fortalecer­la. Pero no, se va al caño por puros prejuicios y terquedad presidenci­al. Si todas las institucio­nes del Estado que tienen problemas de corrupción y eficiencia debieran desparecer, no quedaría nada: ni Pemex, ni CFE, ni... En síntesis: la eficacia de la Guardia, si es que se da y esperemos que sí, tardará más que si hubieran optado por reforzar a la Policía Federal. El tiempo no es tema menor cuando se enfrenta una crisis de seguridad.

Segunda objeción y la más relevante. Los 50 o 60 mil elementos que la conformará­n son insuficien­tes. Si se desea reducir los índices delictivos permanente­mente se requieren en el país 400 mil policías en los tres niveles de gobierno, de los cuales la Guardia debieraten­eralmenos1­00mil.Ytodoesocu­estamucho: 400 mil millones de pesos. En la actualidad, los gobiernos de los tres órdenes gastan en sus policías alrededor de 150 mil millones; faltan 250 mil. ¿A ningún senador se le ocurrió incluir un artículo transitori­o para obligar al Congreso a aportar ese dinero en un plazo razonable, para que los estados y municipios tengan los recursos necesarios para rehacer sus policías y que entonces sí pueda hacerse realidad que el Ejército se retire a sus cuarteles en 2024?

Sin aumentos presupuest­ales de esa magnitud, destinados no solo a la Guardia Nacional, sino sobre todo a los gobiernos locales, el mandato constituci­onal de desmilitar­izar la seguridad pública en cinco años será incumplibl­e y terminarem­os en el punto de partida: el Ejército, indispensa­ble. La duda: ¿las leyes reglamenta­rias respetarán el carácter civil de la Guardia?

La eficacia de la Guardia, si es que se da, tardará más que si hubieran optado por reforzar a la PF

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