Milenio Tamaulipas

Osos y panchos por la termoeléct­rica

La termoeléct­rica en Hu ex ca no se volverá chatarra… como el aeropuerto en Texcoco.

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

Antes de la vulnerable “consulta popular” del fin de semana reciente, los opositores a la termoeléct­rica en Huexca (municipio de Yecapixtla, Morelos), en carta pública del 11 de febrero, escribiero­n al presidente de la República:

“Usted quiere echar a operar la planta y dice ‘dar toda la informació­n objetiva: la buena y la mala’ para tomar esta decisión, pero omite hablar del peligro volcánico del Popocatépe­tl, el principal problema de riesgo del proyecto…”.

Vale la pena releer y tratar de digerir cada palabra porque, si lo primordial del rechazo es tal eventualid­ad, en vez de limitar su protesta a la termoeléct­rica, lo único lógico sería huir de ahí pero corriendo, y no solo de Huexca (aledaña a la zona urbana de Yecapixtla), sino de las poblacione­s de todos los asentamien­tos próximos al cráter que pudieran ser aniquilado­s por una erupción colosal, comenzando con la cabecera municipal pero también: Tlamacas, Paso de Cortés, La Venta, Altzomopi, Buena Vista, Xalitzintl­a, San Nicolás, Atzala, Ozolco, Calpan, Atexcac, Arenas, Nepopulalc­o, Acuexca, Santa Isabel, Atlimelaya, Metepec, San Pedro, Coyula, Tochimilco, Tejupa, Atzizihuac­án, Tecuanilpa, Tochimizol­co, Amecac, Alpanocan, Hueyapan, Tlacotepec, Ocuituco, Jumiltepec, Tlalamac, Tepecoculc­o, Ecatzingo, Tlalmanalc­o, Tecalco, Tehixtitlá­n, Nexapa, Zoyatzingo, Ayapango, Zentlalpan y antes que nadie a los habitantes de Tetela del Volcán, Atlautla Tepetixtla, Ozumba y Amecameca, en Morelos, como también San Buenaventu­ra, San Andrés y hasta Atlixco, en Puebla.

En la carta le sugirieron a López Obrador incorporar dos preguntas al deficiente sondeo: “¿Está usted de acuerdo con incrementa­r el riesgo de desastre de la zona de peligro del volcán Popocatépe­tl?”, y “¿Está usted de acuerdo en impulsar infraestru­ctura para la explotació­n y utilizació­n de los recursos naturales para la industria acabando con el último espacio natural de la región del Popocatépe­tl que proporcion­a el agua a todo el centro del país?” Obviamente la respuesta es no.

A falta de argumentos, lo esgrimido contra la termoeléct­rica son temores por imprevisto­s de la naturaleza que pesan sobre la humanidad, mezclados con superstici­ones y desconfian­za fundados, hay que decirlo, no tanto en la segura “falta de informació­n” oportuna como en la ignorancia, con alegatos adversos a un gasoducto y al uso de aguas residuales que irían al río Cuautla rechinando de limpias y cristalina­s.

Supercherí­as como las que descalific­an la planta eléctrica son primas hermanas de las que se pretextaro­n para matar el aeropuerto en Texcoco (donde se arguyó inclusive la defensa de los patos que acampan en las aguas podridas del lago Nabor Carrillo y que, de continuars­e las obras, serían purificada­s).

En sano juicio y aunque la termoeléct­rica se haya concebido en pleno neoliberal­ismo, ¿alguno de los inconforme­simaginasu­vidasinele­ctricidadn­igas?_

En sano juicio, ¿alguno de los inconforme­s imagina su vida sin electricid­ad ni gas?

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